La vida sentimental de Matthew Perry
La vida sentimental de Matthew Perry
Tres semanas antes de mi audición para Friends, estaba solo en mi apartamento leyendo algo en el periódico sobre Charlie Sheen. Decía que Sheen tenía de nuevo problemas por algo, pero recuerdo que pensé, '¿qué le importa? Es famoso'. De la nada, me encontré de rodillas, cerrando mis ojos y rezando. Nunca había hecho esto antes. 'Dios, puedes hacer lo que quieras conmigo. Sólo hazme famoso, por favor'. Tres semanas después, me dieron el papel de Friends. Dios ciertamente ha cumplido su parte del trato. Pero el Todopoderoso, siendo Todopoderoso, no había olvidado la primera parte de la oración».
Haciendo gala del humor que le ha hecho mundialmente famoso, Matthew Perry narró en su autobiografía tanto sus años de gloria como su descenso a los infiernos. Había pasado media vida en centros de desintoxicación para superar su adicción a las drogas y el alcohol. Y por si fuese poco, en 2018 pasó dos semanas en coma, nueve meses con una bolsa de colostomía y sufrió más de una docena de operaciones de estómago.
Pero antes, durante un tiempo, Perry ascendió también a los cielos. Así se puede leer en sus memorias. Hubo momentos en los que incluso fue feliz. Corría el año 1994...
«Cuando leí el guión de Friends Like Us [el título original de Friends] fue como si alguien me hubiera seguido durante un año, robando mis chistes, copiando mis gestos, fotocopiando mi visión de la vida, cansada del mundo pero ingeniosa. Un personaje en particular me llamó la atención: no es que pensara que podía interpretar a 'Chandler'; yo era Chandler».
Como no podía ser de otra forma, Perry clavó las pruebas y le dieron el papel. Los primeros días de rodaje, conocer a sus compañeros, descubrir que funcionaban como un reloj, que la producción fluía... todo aquello lo recuerda como los mejores momentos de su vida.
A la única de sus compañeros de Friends que conocía antes de comenzar la serie era a Jennifer Aniston. Se habían conocido tres años antes, a través de amigos comunes. Le gustó, dice, desde el principio y le pareció que ella mostraba interés también. Pero no... un primer intento de aproximación por su parte fue malinterpretado y cuando se reencontraron en el set eran, a lo sumo, amigos. Sin embargo, Matthew confiesa que mientras rodaban le gustaba, y mucho, Jennifer Aniston. «Nuestros saludos y despedidas se volvieron incómodos. Y entonces me preguntaba, ¿cuánto tiempo puedo mirarla? ¿Son tres segundos demasiado largos?». Así siguió 'torturándose' con la posibilidad de un romance, que no ocurrió, dice, por «su ensordecedora falta de interés».
Después de rodar la primera temporada de Friends, tuvieron que esperar un verano antes de que el programa se emitiera por primera vez, en septiembre de 1994. «Ese verano lo llené con tres cosas notables: apostar en Las Vegas, un viaje a México por mi cuenta y una sesión de besos en un armario con Gwyneth Paltrow».
Conoció a Paltrow en Williamstown, Massachusetts, donde ella hacía una obra de teatro allí y él visitaba a su abuelo. «En una fiesta nos metimos en un armario de escobas y nos liamos. Los dos éramos todavía lo suficientemente desconocidos como para que no llegara a la prensa sensacionalista, pero teniendo eso en cuenta, le tocó a Jimmy Burrows (productor de Friends) darme un toque de realidad. Después de los primeros pases privados, estaba claro que la serie iba a ser un éxito, así que Jimmy nos llevó a Las Vegas, nos dio 100 dólares a cada uno y nos dijo que nos los jugáramos y nos divirtiéramos. 'Vuestras vidas van a cambiar por completo', dijo Jimmy, 'así que haced algunas cosas en público ahora porque una vez que seáis tan famosos como vais a ser, no podréis volver a hacerlas'. Y eso fue lo que hicimos; los seis nuevos amigos nos emborrachamos y apostamos y paseamos por los casinos, sólo seis desconocidos en un viaje de fin de semana, sin que nadie nos pidiera autógrafos o fotos, sin que nos persiguieran los paparazzi, a un millón de kilómetros de lo que se avecinaba, que era cada momento de nuestras vidas documentado para que todos lo vieran para siempre».
Después del éxito de la primera temporada de Friends, en la segunda, a Perry le sucedió «algo que sólo sucede a la gente famosa», cuenta en sus memorias. «Marta Kauffman, la cocreadora de Friends, se me acercó y me dijo que probablemente debería enviarle flores a Julia Roberts. Resulta que a Julia le habían ofrecido participar en el episodio posterior a la Super Bowl y había dicho que sólo lo haría si podía estar en mi línea argumental. Permítanme repetirlo: sólo quería hacer el programa si podía actuar conmigo. (¿Estaba teniendo un buen año o qué?)». El actor se pensó muy mucho lo que tenía que poner en la tarjeta que acompañaba al ramo de tres docenas de rosas rojas. La tarjeta decía: «Lo único más emocionante que la perspectiva de que hagas el programa es que por fin tengo una excusa para enviarte flores».
La respuesta de Julia Roberts fue igualmente simpática. Le dijo que aceptaría participar en la serie si le explicaba la física cuántica. Perry estuvo al nivel en su respuesta, enviándole por fax una explicación sobre 'el principio de incertidumbre'. Así comenzó una relación con intercambio de faxes diarios –esto era antes de Internet y de los móviles– mientras ella rodaba en París la película de Woody Allen, Todos dicen I love you. «Tres o cuatro veces al día me sentaba junto a mi fax y miraba cómo el papel revelaba lentamente su próxima misiva. Estaba tan excitado que algunas noches me encontraba en alguna fiesta y cortaba la conversación para poder correr a casa y ver si había llegado un nuevo fax. Nueve de cada diez veces, había llegado uno».
Pero aún no se habían hablado ni se habían conocido en persona. «Entonces, una mañana, algo cambió. El fax de Julia se volvió romántico. Llamé a un amigo y le dije: 'Tienes que venir ahora mismo. Dime si me equivoco'. Y enviamos un fax que también se desviaba hacia lo romántico. Luego nos quedamos junto a la máquina de fax mirándonos el uno al otro. Dos hombres mirando una máquina». Al cabo de unos diez minutos, llegó un fax: «Llámame», decía, y el número de teléfono de Julia Roberts estaba en la parte inferior.
Perry llamó a Julia muy nervioso, pero pasada la primera impresión, la conversación duró cinco horas y media. Y así fueron todas sus siguientes conversaciones, horas al teléfono compartiendo experiencias, historias, bromas... hasta que un día, ella envió un mensaje: «Estaré en tu casa el sábado a las dos de la tarde».
«¿Cómo sabía ella dónde vivía? ¿Y si no le gustaba? ¿Y si los faxes y las llamadas eran muy bonitos pero cuando se trataba de la vida real, ya no me quería? ¿Por qué no puedo dejar de beber?», cuenta Matthew. «Efectivamente, a las 2 de la tarde de ese sábado, llamaron a mi puerta. Respira profundo, Matty. Cuando abrí, allí estaba, había una sonriente Julia Roberts al otro lado. Creo que dije algo así como: 'Oh, esa es Julia Roberts'».
Y ahí empezó la relación. Luego, vinieron semanas con románticas escenas a la luz de las estrellas y bajo la nieve. Pero las inseguridades del actor se iban a cruzar en aquel romance de forma demoledora.
«Dos meses después, estaba soltero. Salir con Julia Roberts había sido demasiado para mí. Estaba constantemente seguro de que ella iba a romper conmigo. ¿Por qué no iba a hacerlo? Yo no era suficiente; nunca podría ser suficiente; estaba roto, doblado, no era amado. Así que en lugar de afrontar la inevitable agonía de perderla, rompí con la hermosa y brillante Julia Roberts. El tío de la tele estaba rompiendo con ella. No puedo describir la expresión de confusión en su rostro».