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Desayuno de domingo con... Rafael Canogar: «Ayer mismo compré un cuadro mío en una subasta. Es que yo creo en mí...»

Toledo, 1935. Artista. Supe muy pronto que quería ser sobre todo pintor, y siempre he podido hacer lo que he querido. Ahora, en mi ciudad natal, tengo un espacio donde mostrar parte de mi obra.

Javier Ocaña.

Viernes, 14 de Junio 2024, 10:27h

Tiempo de lectura: 2 min

XLSemanal. Poca gente acierta en su vocación a sus 14 años.

Rafael Canogar. Me advirtieron de los riesgos económicos para mi vida futura, pero a esa edad poco me importaba el dinero; lo único que quería era desarrollar mi pasión por la pintura.

XL. Y se situó en la vanguardia frente al franquismo y en defensa de la libertad. Eso tampoco le aseguraba beneficios...

R.C. Es cierto; estábamos dispuestos a defender lo que creíamos como una epifanía, una sociedad libre y democrática, a costa de no vender nada. Pero, sorprendentemente, el comisario de la bienal de Venecia de 1958 llevó al pabellón español a la nueva generación de pintores informalistas, y eso marcó para nosotros un antes y un después.

XL. El grupo El Paso: Saura, Millares, Feito, Rivera, Canogar…

R.C. Fuimos un descubrimiento para el mundo. Desde entonces empecé a vender cuanto hacía. Los museos más importantes quisieron exponernos.

«Tenemos unos políticos que son un mal chiste y resulta difícil vivir estos tiempos. Hay que tener las ideas claras y protegerse de las malas influencias»

XL. Hoy, la Real Fundación de Toledo le ha cedido El Tallerón (el taller del escultor Victorio Macho) para que acoja su obra.

R.C. Este espacio está ubicado en la Roca Tarpeya, que es una maravilla, pero no he podido llevar allí una representación de mi larga trayectoria de más de 70 años. Así que hemos escogido 30 obras, de 1975 a hoy, con el compromiso de cambiarlas por otras cada cierto tiempo.

XL. ¿En su casa también cambia los cuadros de sitio con frecuencia?

R.C. Continuamente; van y vienen, y los tengo hasta en el baño o archivados. Tengo 89 años y quizá, cuando sea mayor, haga una fundación para poder exponerlos. ¡Ya veremos! [Ríe].

XL. Su obra es inmensa (más de 6000 cuadros), está expuesta en todo el mundo y se mueve en las mejores subastas.

R.C. Ayer mismo adquirí uno de mis cuadros en una de ellas porque lo necesitaba para una retrospectiva. Es que yo creo en mí [ríe].

XL. Las nuevas tecnologías todo lo cambian. ¿La IA merma la creatividad?

R.C. Pienso que no es creativa, es minera: no puede reproducir nada nuevo. Ahora hay mucha confusión, sobre todo por la presión del mercado y las malas prácticas de los museos de arte en nuestro país. El joven artista lo tiene hoy muy difícil. Cuando veo ciertas cosas, me parecen malas bromas.

XL. ¿Por ejemplo?

R.C. El manga; como ilustración puede valer, pero no como arte. También tenemos unos políticos que son un mal chiste y resulta difícil vivir estos tiempos. Hay que tener las ideas claras y protegerse de las malas influencias.

«Tostada de pan de masa madre con semillas, aceite de oliva y lascas de tomate. Café con leche y fruta del tiempo. Lo tomo en la cama, con mi mujer, un lujo».

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