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Investigación

El nuevo -y alucinante- medicamento contra la depresión

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La psilocibina, sustancia presente en los hongos alucinógenos, ha demostrado sus efectos positivos en la lucha contra la depresión, la ansiedad o las adicciones. Son muchas las investigaciones que se han realizado en los últimos años en todo el mundo sobre su administración bajo control clínico. También en España.

Por Daniel Méndez

Domingo, 17 de Octubre 2021

Tiempo de lectura: 4 min

Centro de Investigación Psicodélica y de la Conciencia. No parece el nombre más habitual para un instituto de investigación. Sin embargo existen dos y muy prestigiosos: uno se abrió en febrero de este año en el seno del prestigioso Massachusetts General Hospital y el otro pertenece a la reconocida Universidad Johns Hopkins de Maryland (Estados Unidos). Y tienen como objetivo entender cómo estas sustancias pueden mejorar el tratamiento de la enfermedad mental, incluyendo la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático.

Una de las sustancias que más ha llamado la atención de los investigadores es la psilocibina, que se encuentra en los llamados hongos alucinógenos. Produce alucinaciones visuales y auditivas y alteraciones profundas de la conciencia… y también es un tratamiento prometedor contra la ansiedad y la depresión o las adicciones. La psilocibina es un alcaloide que se absorbe a través de las mucosas de la boca y el estómago. Una vez que llega al cerebro, actúa sobre el córtex prefrontal, asociado al pensamiento abstracto y también sobre las zonas responsables de la percepción y el humor. Lo que hace es unirse a los receptores de la serotonina, imitando y potenciando los efectos de esta hormona, relacionada con la percepción del dolor y la ansiedad. Pero además actúa sobre las estructuras cerebrales relacionadas con la planificación y la toma de decisiones y el núcleo reticular talámico, una estructura cercana al centro del cerebro que regula la información sensorial que alcanza la conciencia. Al interferir en aquello sobre lo que volcamos nuestra atención, de algún modo apaga lo que en psicología se conoce como rumiación, o pensamientos obsesivos, habituales en pacientes con depresión.

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Eficacia en el ámbito de la salud mental. El doctor Charles Grob, director del Departamento de Psiquiatría de UCLA, ha probado la eficacia de la psilocibina contra la ansiedad extrema en pacientes con cáncer.getty images

Pero tienen un efecto más que explica el papel que estas sustancias psicodélicas juegan a largo plazo. Puede bastar, de hecho, una sola dosis para mejorar el estado de un paciente depresivo a quien los fármacos tradicionales no hacen efecto. La psilocibina podría, de algún modo, ayudar a regenerar el cerebro, lo que los científicos conocen como neurogénesis. Investigadores de la Escuela de Medicina de Yale han observado el efecto de esta sustancia en ratones y han visto que multiplican el número de espinas dendríticas presentes en las neuronas. Estas espinas, que son como minúsculas ramas en la membrana celular, juegan un papel clave en la comunicación con la neurona vecina. Con el estrés crónico o la depresión, su número se ve muy reducido. Sin embargo, se multiplican al administrar psilocibina. Y sus efectos son duraderos: un mes después de recibir una dosis de esta sustancia, los ratones del laboratorio de Yale continuaban mostrando un 10 por ciento más de estas conexiones neuronales que antes. El cerebro se había regenerado.

La sustancia 'apaga' los pensamientos obsesivos y podría ayudar a regenerar neuronas

Una de las claves en la administración de estas sustancias es, claro está, hacerlo bajo estricto control clínico. Son muchas las investigaciones que se han realizado en los últimos años en todo el mundo. También en España. El Institut de Recerca Sant Joan de Déu, en Barcelona, tiene en marcha una investigación sobre los efectos de una dosis única de psilocibina en pacientes con depresión resistente al tratamiento. Los pacientes reciben una dosis (de 1, 10 o 25 miligramos, para evaluar los efectos de distintas cantidades), siempre bajo la supervisión de un terapeuta. Y durante tres meses se ha seguido a los participantes, con apoyo médico y psicológico. Los resultados no se han publicado todavía. Pero hay ya evidencia de sus ventajas. Una de ellas es que sus efectos se producen más rápidamente que con los fármacos antidepresivos, y son duraderos. Un estudio realizado en el Imperial College de Londres demostró que los resultados aparecían rápidamente, tras sólo dos sesiones de tratamiento con psilocibina. Y se mantuvieron a un nivel significativo seis meses después. Los investigadores dicen que, si estos tratamientos terminan por demostrarse efectivos –algo que parece probable–, nos encontraríamos ante el mayor avance en la salud mental desde el Prozac en los años 90.

Las drogas alucinógenas han sido empleadas por poblaciones indígenas durante milenios. Y fue Albert Hoffman, científico de la farmacéutica Sandoz, quien ingirió accidentalmente un compuesto químico llamado dietilamida de ácido lisérgico, que más tarde se popularizó como LSD o ácido. Precisamente esta popularización fue la responsable de que se interrumpieran los experimentos sobre los beneficios psiquiátricos de estas sustancias. En los años 60 se investigó su efecto contra el alcoholismo. Con éxito: más de 700 pacientes lo recibieron y, con sólo una dosis, se mantuvieron sobrios durante al menos un par de meses. Se demostró su eficacia contra la ansiedad, la depresión y otras enfermedades mentales. Pero, al margen de estos experimentos controlados, las drogas psicodélicas se extendieron en la contracultura. Y ganaron mala fama, asociándose a crisis mentales, malos viajes, suicidios… Los experimentos terapéuticos se interrumpieron de golpe.

Detrás del auge actual ha tenido un gran peso la compañía británica especializada en biotecnología Compass Pathways. Entre otras cosas, ha promovido un estudio con más de 200 pacientes en 10 países distintos, todos ellos afectados por una depresión resistente al tratamiento. El fundador de esta compañía, George Goldsmith tiene un hijo afectado por depresión. Fue la búsqueda de un remedio para él la que le llevó, a él y a su mujer, Ekaterina Malievskaia, a descubrir el potencial de las sustancias psicodélicas.

Etiquetas: salud mental
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