Cien años de paseo en los Cantones

El esplendor coruñés se representó como en ningún otro lugar sobre las piedras del Cantón Grande, en su nacimiento en el siglo XIX y en la fiebre automovilística de cien años después. El XXI devuelve la escala humana con la mirada puesta en el paseo y los jardines frente al tráfico en retirada

17 jun 2020 . Actualizado a las 22:27 h.
La grada prevista en el proyecto de reforma de los Cantones, en el centro de la imagen, está orientada al Obelisco y serviría de balcón elevado para actos culturales, además de cubrir la actual rampa de salida del aparcamiento subterráneo
Con una altura aproximada de 7 metros en la parte más elevada, la grada contribuiría, según sus autores, a reordenar la amplia explanada que se abrirá tras la reducción de los carriles destinados a coches
El Obelisco, en 1910
Tranvías al pie del Obelisco y de la Casa Caruncho, a comienzos del siglo XX
El Obelisco, en 1922
Un tranvía cruza el Cantón Pequeño en 1929
El Obelisco, en 1933
En 1959 coches y tranvías de dos pisos ya se habían adueñado del Cantón Grande, mientras los paseantes se apretujaban en una estrecha franja peatonal
Fachada sur de la ciudad desde el Parrote hasta los jardines del Relleno y el final del Cantón Grande. En la esquina inferior izquierda se aprecia la parte alta del edificio del  Banco Pastor.
Panorámica del Obelisco, con el Teatro Colón al fondo, el hotel Atlántico, el palco de la música, los jardines y, en primer término, a la izquierda, el  hotel Palace en la Casa Caruncho.
Vista del Cantón Grande desde el edificio del Banco Pastor en 1958
El Cantón Pequeño, en 1967
El Cantón Pequeño, en 1967
Entrada a la calle Alameda desde el Cantón Pequeño
Imagen del Cantón Grande a finales de los años 60, con los trolebuses de dos pisos aún en funcionamiento y la Casa Caruncho en pie
Los coches siguieron aparcando al borde de la acera del Obelisco y de los jardines durante décadas. En esta imagen, de 1985, se aprecian seis carriles de circulación, descontando las zonas de estacionamiento