¡Esto es de logos!

Ya se sabe. Las crisis agudizan el ingenio. En la década de los 70 la ciudad de los rascacielos atravesaba una mala situación económica. Las bandas criminales asolaban la city y el turismo cayó de forma alarmante. Para combatir la situación el Departamento de Comercio del Estado de Nueva York contrató una campaña a una agencia de publicidad. El artista gráfico Milton Glaser ideó un jeroglífico con un precioso corazón rojo. La fuerza y sencillez del logo lo convirtió en un icono pop internacional capaz de romper las barreras del idioma.

Han vendido más camisetas que discos. Y muchos de los que las lucen no sabrían decir ni un solo título de la banda de rock. Es más, algunos piensan que Ramones es una marca de ropa. Arturo Vega, un miembro del equipo que ponía en marcha sus conciertos, fue el creador del logo. Se inspiró en el sello presidencial de los Estados Unidos que vio en la Casa Blanca en 1976. Terminó usando el sello del Departamento de Estado en el que reemplazó las flechas por un bate de béisbol y conservó el águila. Quería una imagen clásica para una banda clásica.

Sí. Son los morritos de Jagger. La boca roja con la lengua fuera que todos identificamos con los Rolling Stones se creó en 1970 cuando Jagger le encargó al joven diseñador John Pasche un logotipo para su compañía discográfica. Pasche quedó impresionado por la boca «grande y rebelde» de Jagger y centró su diseño en ella. La lengua sin embargo es más espiritual: se inspira en la diosa hindú Kali, que representa la energía eterna. Sin duda la influencia de la diosa ha acompañado todos estos años al longevo e incombustible grupo.

Como muchas de las ideas geniales, la emblemática camiseta de Hard Rock Cafe fue un accidente. Un equipo de fútbol local pidió a los propietarios del café que los patrocinaran, a cambio lucirían en las competiciones las camisetas con el logo del local. Al acabar el campeonato las camisetas sobrantes volvieron al café y allí se regalaron entre los clientes habituales. El éxito fue total e inesperado: ¡había más personas interesadas en las camisetas que en tomar café! Los propietarios habilitaron un stand fuera del restaurante dedicado a la venta de productos con el logo. Hoy supone el 40% de sus ingresos.

Se creó como eslogan de guerra hace más de setenta años. El Ministerio de Información británico ideó en 1939 el original Keep Calm and Carry On (Mantén la calma y sigue adelante) para animar a los ciudadanos a resistir ante el peligro inminente de la invasión nazi. Los carteles, que llevaba la corona del rey Jorge VI, no llegaron a usarse, ya que la invasión no se produjo y en teoría se destruyeron. Un librero encontró una copia en el año 2000 y lo colgó en su tienda. El eslogan resurgió con toda su fuerza.

Estaba en un entierro con su boina estrellada, su melena y su mirada soñadora. El fotógrafo Korda tomó la instantánea, titulada «Guerrillero heroico», en La Habana el 5 de marzo de 1960 en el funeral tras el sabotaje del carguero «Le Coubre», un barco belga cargado de armas y munición para la revolución cubana en el que fallecieron cerca de 100 personas. Lo capturó así por «una casualidad», sin pensar. Será el artista irlandés Jim Fitzpatrick el que en 1968 convierta la foto de Korda en la versión en blanco y negro que se popularizaría mundialmente.