El líder de Seguridad Social actuará en el evento Locos Coruña el 3 de agosto en María Pita
03 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.José Manuel Casañ (Benetúser, Valencia, 1963) y Santiago Serrano cantaban en el coro del colegio. Años después, colaboraron en la ópera-rock de Jesucristo Superstar, Santiago hizo de Jesús y José Manuel de Judas, y con 17 años decidieron formar Paranoicos. «Empezamos como una banda punk porque éramos muy jóvenes y no teníamos ni puta idea», dice Casañ. Con su interés por la poesía, la música, el teatro, el humor, las letras reivindicativas y su asiduidad a la ruta del bakalao, el punk se les quedó pequeño y fueron evolucionando a un punk más progresivo, con influencias del techno, rock roll y ya a un rock más latino. De Paranoicos pasaron a llamarse Seguridad Social. «Esta es la evolución de 40 años, no es algo espontáneo o momentáneo», apunta.
Y es que en estas cuatro décadas sobre los escenarios han pasado muchas cosas. Para celebrarlo, están haciendo una gira por toda España. La banda valenciana visitará este jueves 3 de agosto A Coruña junto a Melon Diesel, Rafa Sánchez, Revólver, The Refrescos, Miguel Costas, Tennesse, Guaraná y La Poptelera para celebrar la música de los años 80. El evento, bajo el nombre, Locos Coruña, empezará a las 20.30 horas como parte del programa de las Fiestas de María Pita.
José Manuel es muy aficionado a Galicia, llevan viniendo 40 años seguidos: «Me tratan fantásticamente bien y me dan muy bien de comer y beber», aseguró. Hace dos meses hizo el Camino de Santiago y considera que siempre es un privilegio volver a Galicia y a sus escenarios. Esta noche están de celebración y tocarán sus temas más importantes y conocidos con alguna que otra sorpresa en cuanto a su vestimenta. «No quiero anticiparlo, pero estamos trabajando con algunos diseñadores y van a ser unos looks muy curiosos», confesó el líder de la banda.
Por Seguridad Social han pasado muchas personas. José Manuel es el único que lleva desde el primer día al pie del cañón. Siempre ha procurado no ser un personaje, sino tan solo ser cantante, algo que, como él mismo dice, le ha servido para vivir mucho más tranquilo. A veces no lo reconocen por la calle, pero sí bailan y cantan muchas de sus canciones Así, lleva varias décadas. «La ilusión no es que se mantenga intacta, sino que es muy superior al primer día», asegura.
Se siente en una gira infinita: «Estar en el escenario es el momento más feliz y más intenso por como soy; hiperactivo, tengo TDAH y su puta madre», confiesa Casañ. Cuentan con un público muy variopinto; gente de siempre, otros que se han unido al cabo de los años y gente joven que no se conforma «con la basura que se le da a granel», dice.
Mata a un jubilado, Sinforoso El leproso, Mi almohada está preñada, Eres una estúpida… Empezaron con canciones atrevidas que hoy en día «serían cuestión de cárcel» bromea. La provocación siempre iba de la mano del punk: «En esa época éramos punks irredentos con ganas de joder, de meter el dedo en la llaga y disparar a ciegas hacia todos los lados». Pero los tiempos cambian y «ahora hemos perdido la ironía y tenemos mucha más censura que en los 80».
Cambian los tiempos y con ello lo hace no solo la música, sino también las letras, «Hoy en día hay canciones muy sonrojantes y vergonzosas que no te llevan a ningún lado ni te dicen absolutamente nada, son clichés. En el reguetón, por ejemplo, hay cosas buenas pero es para matar a la mitad».
A pesar de todo, están en continua evolución, alejados de lo convencional. Por eso sus próximos proyectos son un libro-disco mezclando la música con otros elementos audiovisuales, poéticos y alguna historia conceptual. «Cuando acabemos haremos un disco-documental que nos llevará año y algo solo con la información, más luego el trabajo de estudio».