Muchos fueron los que ayer se quedaron impactados al ver cómo Emma Rose Koeswandy, una niña australiana de 13 años, acariciaba las teclas
23 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La calle del Príncipe, en Vigo, tiene un nuevo inquilino. Un piano de cola, situado bajo una carpa ante la puerta de el museo Marco, estará hasta el sábado esperando a que cualquiera se atreva a tocarlo.
A pesar de las altas temperaturas, muchos fueron los que ayer se quedaron impactados al ver cómo Emma Rose Koeswandy, una niña australiana de 13 años, acariciaba las teclas provocando que hasta los más pequeños se quedaran fascinados escuchando música clásica. Las escaleras del museo sirvieron de gradas para quienes paseaban por la tarde por el centro de la ciudad. Este público improvisado se encargó de que la joven recibiera un sonoro aplauso después de cada pieza. «Llevo tocando desde los nueve años y esto me daba un poco de vergüenza al principio, pero seguiré tocando estos días», cuenta Emma, «nunca he visto un piano en la calle en Australia».
Ni ella ni todo el que tocó pudieron evitar ser el foco de todos los móviles que buscaron grabar los inesperados conciertos.
Por un momento, incluso se pudo comprobar cómo combina la melodía del instrumento con una voz en directo, incluso sin micrófono. Adultos, niños e incluso perros, se quedaron pegados a la carpa para escucharlo.
Javier Domínguez, un vigués de 21 años que lleva cinco tocando el piano, paseaba por el centro cuando se encontró esta estampa y no se lo pensó dos veces. «Me voy a quedar a seguir tocando y mañana volveré, esto es una oportunidad única», dice. Aunque la mayoría de los que se atrevieron optaron por la música clásica, él también se animó a cantar porque «me gusta tocar canciones más actuales».
Este escenario inesperado le dejó con una sensación única: «Impresiona porque ves cómo la gente se para y se queda a escucharte, es a lo que aspiras cuando tocas en tu casa».
El piano estará en la calle del Príncipe hasta el sábado gracias al Concurso Internacional de Piano Ciudad de Vigo, para que todo el que quiera pueda vivir lo que se siente tocando este instrumento y que sean estos músicos callejeros los que pongan banda sonora a la calle viguesa más comercial.