Roberto Vilar, un velero de lujo y un menú como para una boda en aguas de Sanxenxo

AL SOL

El presentador gallego impulsa un restaurante a bordo del Sanbaia por 175 euros el cubierto

29 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay formas de disfrutar del verano. Y después está hacerlo a bordo de un barco en un día de calor de los que está dejando julio. Son las tres de la tarde, 30 grados a la sombra en Sanxenxo. No hay terraza en la que sentarse, ni barra a la que encaramarse para tomar un refresco. En Silgar apenas queda un metro cuadrado de arena y el termómetro amenaza con mantenerse firme el resto de la tarde (y la noche). En el pantalán del puerto deportivo, la brisa intenta coger fuerza mientras un grupo de personas esperan que una zódiac venga a recogerlos. Roberto Vilar ejerce de anfitrión. No es para menos.

El presentador y cómico gallego se ha embarcado en una aventura que no sabe decir si llevaba mucho rondándole la cabeza o fue un impulso, pero lo que sí está clarísimo es que montar un restaurante a bordo del velero Sanbaia fue el resultado de una combinación perfecta para alguien a quien le apasiona el mar «compartido». «Cada ano viñamos ao acabar a tempada de Land Rober con todo o equipo», recuerda sobre el punto de partida de lo que hoy es un negocio en el que se puede reservar un menú de lujo para degustar frente a Silgar o navegando por la ría de Pontevedra. «Hai un ano que xurdiu a oportunidade de compralo, e alá fomos uns socios máis eu. Aos fogóns está José, que o coñecía ben», comenta Vilar ya a bordo del Sanbaia, que apenas lleva un mes de trabajo tras un año de restauración.

Pese al calor sofocante de esta jornada, en el barco la brisa baja la temperatura. Hace falta que así sea porque el menú que viene por delante obliga a remangarse la camisa. Sobre la cubierta una mesa con 22 servicios, el cupo máximo para disfrutar la experiencia, una cocina para hacer todo a la brasa por la que pasa cada plato y una tripulación que ofrece un refresco en cuanto se salta de la zódiac al velero. Y empieza el festín. «Esto es para disfrutar y comer producto de calidad», apostilla Daniel Alonso, uno de los dueños del barco, que llegó desde Chicago con toda su familia. Arranca el servicio con una empanada de zamburiñas que levanta las primeras miradas de los comensales. Y la primera pregunta: «Quen a fai?». Llega cada día desde Ons. Casa Checho es la encargada de este plato de podio. No quedan ni las migas. El segundo asalto llega con longueiróns de A Lanzada a la brasa. «Todo é ao natural, non facemos nada con salsas», apunta José Carballa, que es humilde al reconocer que «non son cociñeiro, o único que intento é non foder o produto. Soamente usamos aceite, sal o bo material».

Con el estómago ya empezando a estar a tono, llega el lubrigante. Uno por persona. Marcos Míguez, que tiene once años, y viene de A Coruña acompañado de su abuela, Pilar Naya, y su padre, Carlos Míguez, reacciona al plato con la espontaneidad de un niño: «¿Es uno entero por persona?». A su reacción, Roberto Vilar, sentando enfrente, responde con sarcasmo. «Home, non vai ser por decimais». Tras él, una lubina a la brasa con cachelos y una ensalada de tomate y cebolla cierran el grueso del menú. El plato despierta alguna duda. El sabor increíble, pero la cantidad, abrumadora. Dani, Roberto y José hacen pruebas al acabar el servicio para que el plato de lubina quede más «fino» y no asuste a un comensal que parece incapaz de acabarlo. Y todavía queda el postre. Y el champán. La buena música que no falte. Y el chapuzón para quien quiera saltar desde proa con la playa de Silgar al fondo. Solo los niños se atreven, mientras los corrillos se reparten por el barco. Son casi las seis de la tarde. Dani Carril, amigo de Roberto, lo felicita por la jornada a bordo. Vino desde Cartelle. Cuenta una vida que merece un punto y aparte. «Tiven un accidente cun condutor que deu positivo en alcohol e perdín unha perna e case vinte anos despois, teño moita dor», ofrece como un titular que resume su vida.

A bordo hay amigos de A Mariña del anfitrión y la mano derecha de Dani Alonos en sus restaurantes de Chicago. Antes de volver a la realidad en tierra, el presentador recuerda que el menú degustación con el maridaje cuesta 175 euros e incluye, además, que una lancha vaya a recoger a los clientes al puerto de Sanxenxo o Portonovo. «Tamén se pode alugar para un evento privado», apunta. Al día siguiente navegarán por la ría un grupo de invitados, «uns peces gordos» a los que le guarda un secreto que solo sabrá la ría de Pontevedra. Y el Sanbaia.