La rebelión de Fuente Obejuna contra la Sociedad General de Autores (SGAE) no es un hecho aislado. No hace falta irse a Córdoba para encontrar casos de rebeldía frente a los impuestos que impone esta organización que defiende los derechos de los creadores. En la provincia de Lugo hay decenas de empresas e instituciones que tampoco pagan, sin embargo esta situación no puede interpretarse en todos los casos como un acto de desobediencia sino más bien de escaqueo.
La SGAE está dispuesta a no dejar que se pierda ni un céntimo de lo que le corresponde ingresar por un amplio abanico de conceptos. Por eso recurre al Juzgado de lo Mercantil presentando denuncias contra las empresas, sociedades y hasta Concellos que no cotizan. En la oficina judicial hay decenas de denuncias que corresponden prácticamente a toda la provincia. Y cada día que pasa siguen entrando más.
Los denominados procedimientos monitorios le vinieron que ni pintados a esta sociedad para llevar a la vía judicial sus reclamaciones. El trámite para reclamar cantidades de hasta 30.000 euros no es complicado y, además, barato. Todo aquel que reproduzca música y no pague, ya sabe a lo que se expone: a que el juzgado se lo reclame y acabe finalmente pagando una sanción y, posiblemente, todos los atrasos. Si se desoye la reclamación judicial, entonces el embargo se prepara para llamar a la puerta.
El juez suele requerir al deudor para que, en el plazo de veinte días, pague lo que debe, siempre y cuando esté acreditado documentalmente. En este caso la SGAE no mete la pata. Va a lo seguro y presenta informes de sus agentes que aparecen cuando menos se los espera, según contó ayer un empresario.
El mayor número de reclamaciones corresponde a hosteleros. Las cantidades varían y los conceptos también, pero básicamente se centran en la emisión de música, por diversos medios, son cotizar a la organización que actualmente preside Teddy Bautista.
Entre las reclamaciones presentadas recientemente figuran cinco mil euros, la cuota de varios años, a una barra americana de Rozas. Pero hay más ejemplos y que no están relacionados con la hostelería. Varios gimnasios de la provincia tampoco pagaron lo que, según la polémica sociedad, debían por poner música mientras sus clientes sacaban músculo.
Hay también varios concellos entre los deudores, entre ellos uno de la comarca chairega por organizar una fiesta. En su momento, el Concello de Lugo tampoco pagó pero, finalmente, renegoció la deuda con dicha entidad.
Están como deudoras, a su vez, diversas comisiones de fiestas por la organización de verbenas. En la lista figura hasta un supermercado que emitía musica por su sistema de megafonía en medio de las ofertas.