La destrucción del Museo del Calamar Gigante de Luarca ha sido un verdadero mazazo económico para el Cepesma, que ya no cuenta con los ingresos de una instalación que visitaban cada año miles de personas. Hace ya mes y medio que el temporal de mar destrozó la mayor parte del museo, llevándose además varios de los calamares gigantes y dañando otros. Cuatro se salvaron, pero siguen a la espera de ser introducidos en nuevas urnas. Hay además otros ejemplares marinos, como un tiburón marrajo, que necesita urgentes trabajos de conservación. Para ello, aseguró ayer el presidente del Cepesma, Luis Laria, hacen falta entre 25.000 y 30.000 euros, dinero del que en estos momentos carece Cepesma.
Tirarlos
«No tenemos respuestas en estos momentos, pero la cuenta atrás para esa parte de la colección que se salvó lleva tiempo activada. Sin esas urnas tendremos que tirar los calamares», explicó Laria.