
Con el museo de Luarca destruido, Luis Laria, propietario de la más importante colección de cefalópados del mundo, no vería mal que se expusiesen en A Mariña
19 ene 2016 . Actualizado a las 08:17 h.Hace dos años un temporal dañaba gravemente el Museo del Calamar Gigante de Luarca, el más importante de sus características en el mundo. Rotas las urnas que los contenían, varios ejemplares salían literalmente flotando por el mar, perdiéndose. Apenas se rescató alguno, que recuperó su propietario, presidente de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas, (Cepesma), Luis Laria, y expuso en el Parque de la Vida, una instalación museística que gestiona en La Mata, a unos kilómetros de Luarca. Allí Laria, sin recursos, decidió guardar congelados otros calamares que salvó, así como alguno más que fue recogiendo en años sucesivos, cedidos por las embarcaciones que los capturaban. Mientras el Principado dudaba si rehabilitar o no el Museo del Calamar Gigante, los vándalos acabaron por destruirlo. Hoy es una ruina total.
Hace unos días Laria protagonizaba su último enfrentamiento con el Principado y anunciaba que renunciaba a la subvención de 4.000 euros que le otorga cada año y a los 6.000 del Concejo de Valdés, al tiempo que por falta de recursos dejaba de recoger animales en su centro de recuperación en el Parque de la Vida de La Mata.
Acuciado por la falta de recursos, de momento ha debido renunciar a recuperar dos calamares gigantes que estuvieron expuestos cedidos en Francia. De momento seguirán en el país vecino. Y, en declaraciones a La Voz de Galicia, advertía de que ya no podría recoger más, por una sencilla razón, tratarlos y conservarlos cuesta más de 7.000 euros, cada uno. Desde finales de la década pasada, dos calamares gigantes de Laria constituyen uno de los principales reclamos del Museo de Ciencias Naturales de Washington. De allí, gracias al convenio firmado en su día con la Fundación Smithsonian, proviene una de las principales fuentes de ingresos del Cepesma. También de exposiciones puntuales a las que ceden los calamares.
Ahora, en pleno enfrentamiento con el Principado, Laria vuelve a reconocer que ante la falta de ingresos está dispuesto a escuchar ofertas para nuevos convenios de cesión. Y -dice- no vería con malos ojos que algunos de esos ejemplares se mostrasen en A Mariña lucense, en ubicaciones como podrían ser el Museo do Mar de San Cibrao. De hecho, muchos de estos míticos cefalópodos fueron capturados por embarcaciones con sede en puertos de A Mariña.