El corredor del norte, a kilómetro por año

Salvador Serantes VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

A Mariña, Ortegal y parte de Ferrolterra ni siquiera tienen 16 de los 111 kilómetros de compensación por la transcantábrica

22 mar 2016 . Actualizado a las 18:31 h.

La A-8 nació para vertebrar la costa cantábrica española, de Irún a Ferrol, y enlazarla con autopistas francesas. Bautizada como transcantábrica, tras años de retrasos y demandas, Galicia y España cambiaron el trazado en el 2000. Por criterios «ecológicos», en Barreiros la desviaron hacia Vilalba, y ahora remata en Baamonde. En el 2000, como «compensación», Xunta y Estado prometieron el corredor de la costa norte, de Barreiros a Ferrol. Lo anunciaron para el 2007. Dieciséis años después, la Xunta ha construido 8,4 kilómetros de la variante de Ortigueira y este año, «antes do previsto», dice que podrá circularse por otros 7,9, de Xove a Celeiro. En dieciséis años, dieciséis kilómetros: el corredor avanza a uno por año.

Sin plazos ni presupuestos de obras, faltan otros 95 kilómetros. Xunta y Estado se repartieron la responsabilidad de hacer realidad los 111 kilómetros que resarcirían a A Mariña, Ortegal y Ferrolterra de la pérdida de la transcantábrica. La Xunta asumió los 78 kilómetros de San Sadurniño a San Cibrao y el Estado, los 33,5 de Barreiros a San Cibrao. La Xunta dividió su trecho en 10 tramos, ha construido 2 y proyecta otros. El Estado partió su tramo en 3, y no proyectó ninguno.

En los últimos tres lustros se han alternado compromisos políticos, reiterados en decenas de reuniones, con reivindicaciones ciudadanas en A Mariña, Ortegal y Ferrolterra. Donde Galicia linda al norte con Inglaterra, mar por medio, saben de compromisos políticos y realidades virtuales. Echan cuentas y calculan que, con este ritmo de obras, el corredor se acabaría dentro 95 años.

Procesiones de coches

La mayoría de A Mariña, Ortegal y parte de Ferrolterra son un borrón en el mapa de las autovías. Desde el enlace de la A-8 en Barreiros hasta el de la AG-64 en San Sadurniño, carreteras sinuosas, estrechas y con baches. Ahí se repiten esta Semana Santa procesiones de coches más concurridas que las habituales, a velocidades de kilómetro por minuto.

De Barreiros a San Sadurniño, el contador del coche marca 107 kilómetros. Para recorrerlos un viernes por la mañana hacen falta 110 minutos. En Barreiros, la A-8 que iba a unir Ribadeo y Ferrol sigue hacia Vilalba. Ahí, por la N-642, en ruta hasta San Sadurniño por una carretera que iba a tener una alternativa más segura y rápida en el 2007, 2011, 2013, 2017... Ahora Ethel Vázquez, conselleira de Infraestruturas, es clara: «Iremos facendo o corredor mentres podamos ir pagando».

A 5 kilómetros de Barreiros, desvío hacia Foz y la circunvalación de ese pueblo, recién asfaltada. En Fazouro comienza un baile de baches. A 20 minutos y 16 kilómetros de Barreiros, la variante de Burela, con enlace al Hospital da Costa. Imposible sortear baches y socavones que salpican la N-642 en Cervo. La N-642 remata en O Castelo, en el desvío a Alcoa-San Cibrao, tras media hora de viaje y 27 kilómetros.

Viveiro es un embudo

El viaje continúa por la LU-862. A 35 minutos de Barreiros y después de 31 kilómetros, Xove. Desde el coche se ven viaductos del único tramo en obras del corredor, el que circunvalará Xove, 7,9 kilómetros. Rematará en Celeiro, en la entrada de Viveiro, la mayor población de A Mariña. Sin variante, Viveiro es un embudo. Van 45 minutos de viaje y 40 kilómetros; con 5 más, se pasan Celeiro, Viveiro y Covas. Coincide bien y solo son necesarios 10 minutos para cruzar Viveiro, pero ese tiempo suele multiplicarse.

A partir de Viveiro se reduce la intensidad de tráfico ligero y pesado que caracteriza a A Mariña y quedan atrás los baches, pero prosiguen las curvas y límites de velocidad de 50 y 60 por hora. Por la LU-862, reformada hace un par de años, se llega a O Vicedo, a 55 kilómetros de Barreiros.

Las provincias de Lugo y A Coruña se unen en el puente de O Barqueiro, que dista 58 kilómetros y unos 65 minutos de Barreiros. Mejora el firme, siguen las curvas. Tras 63 kilómetros y 70 minutos, Loiba, en Ortigueira. Sinuosa, la AC-862 es un scalextric con velocidad restringida. A 70 kilómetros de Barreiros, Espasante. Dos rotondas llevan al tramo del corredor abierto, los 8,4 kilómetros de la circunvalación de Ortigueira, que evita el angosto puente de Baleo. Abrió en julio del 2013, pero tiene poco tráfico: ningún vehículo hacia Ortigueira y nueve en dirección a Viveiro. Por el centro de Ortigueira, el tráfico parece similar al de antes de la variante. Esta remata en otra rotonda, que lleva al polígono industrial de Cuíña, desde donde prosigue la AC-862.

A 81 kilómetros de Barreiros y tras 80 minutos de viaje, Ponte Mera, con el enlace hacia Cariño y San Andrés de Teixido. Poco tráfico y muchas curvas hasta Campo do Hospital, en Cerdido, donde está el enlace hacia Cedeira. Felgosas precede a Moeche. Al entrar en el municipio de San Sadurniño aumenta la densidad circulatoria. Por zonas, la carretera se estrecha y se hace aún más sinuosa. Lamas y Riboira distan 103 kilómetros de Barreiros. Cuatro kilómetros más adelante, la entrada a la AG-64, que conduce a Ferrol, As Pontes y Vilalba. Por la AC-862 se puede continuar hasta Neda. Atrás quedan 107 kilómetros y 110 minutos.

Retranca y tenacidad contra el aislamiento

Más de 200.000 personas pueblan la veintena de municipios lucenses y coruñeses que reclaman la prometida compensación por privarles de la transcantábrica. Después de tantos compromisos incumplidos, la retranca se dispara cuando las autoridades de turno hablan del corredor.

Por encima de los enredos políticos que se han montado los partidos mayoritarios en todo este tiempo, mudando de planteamiento y hasta de opinión si eran gobierno u oposición, A Mariña, Ortegal y la parte oriental de Ferrolterra tratan de sobreponerse a su aislamiento de las principales vías de comunicación.

Pese al lastre que suponen para la economía y la sociedad carreteras como la N-642, la LU-862 y la AC-862, en A Mariña resisten empresas tan importantes en Galicia y España como Alcoa-San Cibrao y el sector pesquero mariñano puja alto pese a las dificultades del transporte. Con el corredor, sería mejor; todos lo quieren, pero pocos confían en verlo.