El cuadro de Julia Minguillón que triunfa en el Reina Sofía retrata una escuela rural de Lourenzá
05 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Escola de Doloriñas ya es más que un cuadro de Julia Minguillón. Se ha convertido en uno de los principales símbolos que ofrece el Museo Provincial de Lugo a todos sus visitantes. Y aunque la propiedad del lienzo es del Museo Reina Sofía desde 1995 - como heredero de las obras de los museo de arte contemporáneo del Estado- cuelga de las paredes del museo lucense desde 1962, para convertirse en una de sus piezas referentes, como lo pueden ser los torques, la sala de Corredoira, los mosaicos, las piezas de Sargadelos o las obras de los grandes artistas gallegos contemporáneos.
Pero el cuadro de Minguillón, que en este 2016 cumple 75 años de su creación, ha alcanzado una nueva dimensión gracias a su cesión temporal al Museo Reina Sofía para formar parte de la exposición Campo Cerrado. Arte y poder en la posguerra española 1939-1953. Esta muestra, que recoge unas mil obras relevantes de más de unos doscientos de artistas, se inauguró el pasado 27 de abril y cerrará el 26 de este mes. Y durante sus primeros cuatro meses de apertura, más de trescientos mil visitantes acudieron a ver la exposición ubicada en el edificio Sabatini, con lo que el cuadro de Minguillón pudo ser admirado por la gran mayoría de los que entraron en el museo. Además, el cuadro de la artista lucense compartió sala con otra obra de otro artista representativo de la época, Ignacio Zuloaga y su obra Mi familia.
Ambos cuadros comparten el espacio designado como Retornos y Academias. El dosier de la muestra, que recoge una foto de Escola de Doloriñas, destaca que «esta gran sala propone una reflexión sobre la particular vuelta al orden del primer franquismo cultural. Una vuelta que establecía diálogos con lo sucedido antes de la guerra, pero que iba conformando una imagen de nación que pretende recuperar el pulso en lo artístico y sentar las bases para la reconstrucción o reeducación del arte español».
En ese contexto, el dosier de la exposición del Reina Sofía enmarca la obra de Julia Minguillón, la primera mujer en conseguir el premio de la medalla de la sección de pintura de la Exposición Nacional de Bellas Artes con su famoso cuadro, «incluso a pesar de las connotaciones republicanas del tema, ya que representaba a un colectivo que había sido duramente represaliado: el de los maestros».
La figura de Minguillón y del cuadro que retrató a una maestra con sus alumnos en una escuela rural de la aldea de Vilapol, en Lourenzá, también ha sido analizada en el catálogo de la muestra por diferentes especialistas en arte e historia. Así María Rosón recuerda que la artista de Lugo participó en un gran acto de exaltación del espíritu nacional «para dar un aire artístico», a pesar de definirla como una artista «moderna antes de la guerra y que cautelosamente continuó trabajando en la dictadura». O María Dolores Jiménez-Blanco, quien explica en el libro que Minguillón no participó de la afinidad a la Falange, como Rosario de Velasco; ni del antifranquismo del exilio, que mostró la lucense Maruja Mallo (otra artista con obra en Campo Cerrado, de título Cabeza de mujer negra, de 1946), sino que junto con otras artistas que se quedaron para «alzarse contra el rol que el régimen tenía asignado a la mujer como esposa y madre, ‘reina de la casa’».
Gracias a la exposición en el Reina Sofía, el cuadro y la figura de Minguillón no solo han conseguido mayor repercusión social (en solo cuatro meses 300.000 visitantes, cuando en todo el 2015 visitaron el Museo Provincial 48.432 personas), sino que han consolidado su reconocimiento. Y con ese bagaje, el regreso de Escola de Doloriñas al Museo Provincial este otoño será diferente y quien sabe si alguno de los 300.000 visitantes se acercan hasta el museo lucense.