A Mariña conserva todavía la tradición de los «santos viajeros»

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

XAIME RAMALLAL

Vecinos de Viveiro, Galdo, Covas o Celeiro siguen turnándose las capillas portátiles

04 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

-«Toñita, ¿a ti te viene san Felicísimo?». -«A mí no». -«A mí sí, pero hace mucho que no me viene y eso que la lista es corta». La charla se produjo días atrás entre dos vecinas de la parroquia de San Francisco, situada en el casco urbano de Viveiro, que todavía reciben en sus casas capillas portátiles con imágenes religiosas que son trasladadas de casa en casa. Es la tradición de los «santos viajeros», que todavía perdura en otras parroquias viveirenses como Galdo, Covas, Celeiro o Landrove. De san Nicolás a La Milagrosa, pasando por san Francisco de Asís, san Roque, san Antonio, la Sagrada Familia, la virgen del Carmen, el Ecce Homo, la virgen de Fátima o la virgen de Lourdes, entre otros muchos. Casi todas son réplicas a tamaño reducido, «para poder levar polas casas», de imágenes por las que los fieles de los distintos barrios sienten «unha devoción especial», como señala el arcipreste de Viveiro, Román Escourido Basanta. «Antes había muchísimos más santos, pero ahora vienen menos porque en las listas hay mucha gente mayor que va desapareciendo por edad, y a los más jóvenes no les interesa continuar con esto», explica Saleta Couceiro. En su comercio, Deportes Cota, raro es el día en el que no hay expuestas al menos una o dos hornacinas de madera. «O normal é que pasen 24 horas en cada casa, pero nas tendas ás veces están máis tempo porque alí pode velas máis xente, e así bótanlles algo máis», indicó otra vecina. «Ás veces pódese retrasar un pouco porque non coincide levala xusto ao día seguinte», apuntó María del Mar, trabajadora de la peluquería Luisa del barrio de A Pescadería, que también figura en la lista de varios santos de San Francisco.

Unos céntimos de recaudación

«Na miña casa acórdoa de vir sempre, desde que era moi nena», apuntó una de las clientas del negocio, Maricarmen, que vive en Landrove, y que periódicamente recibe en su domicilio una imagen de la Sagrada Familia. En Galdo, por ejemplo, «viajan» aún de casa en casa cuatro imágenes de La Milagrosa. Según explicaron algunas fuentes, en esta parroquia la tradición surgió con las monjas que durante décadas atendieron el colegio de Santa Rita. «Ao faltar as monxas, a imaxe grande levouse á igrexa e quedou a tradición da novena, e de levar as capillas polos barrios», afirmaron. Las hornacinas disponen de una pequeña hucha que se encarga de abrir la celadora, porque casi siempre es una mujer, del santo. El dinero recaudado se entrega en la parroquia; sin embargo, parece que el dinero recolectado es escaso. Apenas unos céntimos y algún billete de 5 euros en los casos «más espléndidos».

En Ribadeo, Ferreira o Foz también siguen con la costumbre de llevar imágenes de santos a las casas

Además de en Viveiro, la tradición se mantiene en numerosos puntos de la comarca, como Foz, O Vicedo y O Valadouro, entre otros. En Ribadeo también hay tradición entre vecinos de alternarse las imágenes de santos. Ocurre con la Virgen de Vilaselán y, por ejemplo, en Covelas. Fue hace más de medio siglo cuando un cura que había oficiado en Xuances, David Reigosa, inició lo que se ha convertido en tradición en la parroquia. Fue con una imagen de la Sagrada Familia, en una hornacina de madera. Inicialmente estaba un día en la casa cada vecino, pero con el paso de los años y al quedar muchas de las viviendas deshabitadas, el tiempo de estancia se fue ampliando. Ahora no hay un control minucioso, puede estar un día, dos o incluso un par de semanas en algunas casas, pero un grupo de vecinos siguen pasándose la imagen.