Toledo se lleva las máquinas de mallar de Alfoz que rechazó el Museo Provincial

ANDRÉS VÁZQUEZ, M.C. ALFOZ / LA VOZ

A MARIÑA

XAIME RAMALLAL

El alfocense «Tin» González lamenta que acaben en un museo fuera de Galicia

13 ago 2020 . Actualizado a las 08:10 h.

Valentín González Paz, Tin, no oculta que se mostró sorprendido cuando el Museo Provincial de Lugo rechazó sus dos históricas máquinas de mallar por «ser demasiado grandes». «Dixéronme que non tiñan onde metelas», explica. Tin, dispuesto a darles salida, vio plantarse en su puerta la pasada semana a un toledano interasado en los aparatos. «Era un home que estaba de vacacións en Asturias, que me dixo que quería levar as máquinas para un museo de Toledo, para poder disfrutar delas aló», cuenta Tin, quien tenía la esperanza y el deseo de que algún día sus máquinas pudieran exhibirse en el museo lucense, cerca de su tierra.

No es la primera vez que envía al centro museístico de Lugo alguna pieza de su amplia colección de objetos de época, reunidos en su «museo do pobo» particular, que está abierto al público en Alfoz (con entrada gratis). Recuerda que en 2015 donó un banco de castaño (un escano) al Museo Provincial, que en aquel caso aceptó gustoso.

«O camión foise para Toledo este martes pola tarde, así que as máquinas igual xa están ata expostas», comenta Tin, que reconoce que se llevó un chasco con la institución provincial cuando esta rechazó sus piezas. A Valentín le da también pena que «aquí non se aprecien estas cousas. É a nosa cultura e a nosa historia» y que sin embargo «o de Toledo quería levalo todo, quedou marabillado cando entrou pola porta».

Suele recibir más visitas de turistas y de asturianos que de gente de su tierra, que dice «pensan que o que teño aquí son ferros, cando representan de onde vimos». Sus piezas, muy variadas y de valor cultural e histórico, son de diferentes épocas. Pueden verse, en todo momento, en A Casa de Tin, en Alfoz, donde también tiene un museo dedicado en exclusiva a la radio, con decenas de aparatos. Sus piezas, de hecho, fueron expuestas en el Castelo de Castrodouro, donde la mayoría de los visitantes fueron turistas.

Jubilado de Alúmina en 1990, dedicó estos años a reunir y restaurar sus colecciones (también tiene relojes y aperos agrícolas). Las piezas no proceden solo de la zona. Llegan de muchos lugares, desde Oporto hasta Viveiro o Castropol. Tin, haciendo amigos entre sus visitantes, es «feliz, pásoo ben con eles e eles vanse encantados, coñecendo a súas raíces dun xeito diferente».