Falleció en Nueva York Manuel Mariño, de San Ciprián, con una vida detrás digna de novela

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Carpintero de ribera, planchador de trajes en La Habana, donde desembarcó en Bahía Cochinos, estuvo en Panamá y Nueva York

23 feb 2022 . Actualizado a las 18:57 h.

Desde la Gran Manzana, en esa ciudad donde los rascacielos inspiraron la imagen del Nuevo Mundo a tantos gallegos o irlandeses, llega la noticia a nuestra puerto de San Ciprián. Manolito de León , Manuel Mariño Correa, se nos ha ido y no volveremos a verle pasear por la playa de A Caosa.

Manolo tiene una hermosa historia digna para una novela. Hijo del carpintero de ribera, José Mariño, y de María Correa; trabajó en aquellos astilleros por la ría de San Ciprián construyendo el armazón para mercantes y para pesqueros. Supo de la navegación a vela, vapor y motor. Todavía tuvo tiempo para salir con su padre en un chalano con poteras, palangre o aparejo. Hasta que le llega esa llamada que hizo de muchos jóvenes gallegos tomar un pasaje y emprender viaje a la «perla del Caribe».

En La Habana trabajó en una sastrería de un gallego que planchaba los trajes para aquellas estrellas de los mejores cabarets. Hasta que el primero de enero en 1959 los barbudos irrumpen y mandan parar lo que era un gran casino de los americanos.

Manuel regresa a nuestra Mariña. Pero no encuentra alternativas y vuelve. Allí y tras dormir en el muelle y en el malecón, logra embarcar y hacer valer sus conocimientos en la carpintería. Pero el destino le lleva hasta Panamá. Sin casi darse cuenta Tachito Somoza lo enrola para el desembarco en Bahía Cochinos ni más ni menos.

Tras jugarse la vida, logra entrar en los Estados Unidos donde inicia su singladura en la hostelería. Ahí conoce a un irlandés que le agradece su generosidad acercándolo al mundo de la bolsa y al trabajo estable como maître.

Ya jubilado regresó de vacaciones a su pueblo. Su apellido muestra el parentesco con los Correa, desde sus primas con aquel hermoso taller de tricotar, hasta la historia de quien fue Secretario Municipal en 1936, condenado a muerte y ejecutado con el alcalde Benito Colín. Dos españoles víctimas de la barbarie.

Manuel Mariño Correa llevaba dos años intentando regresar a su pueblo natal, para ver a sus amigos y parientes. Pero el maldito virus lo tuvo «preso» en la ciudad de Nueva York, que saludó a muchos gallegos desde la Estatua a la Libertad.

Querido Manolito, Manuel Correa Mariño. Aquí, en esta tierra tuya de A Mariña y San Ciprián, siempre te recordaremos, como cuando cantabas Fulgencio Batista... no lo olvidamos. No te olvidamos.

* Pablo Mosquera. Médico,

ex gerente del hospital.