As San Lucas hace 25 años

A MARIÑA

XAIME F. RAMALLAL

18 oct 2022 . Actualizado a las 20:46 h.

A pesar de aquel fatídico 21 de octubre de 1833 cuando Javier de Burgos «racionaliza» la división político administrativa de España y desaparece la división territorial para el antiguo Reino de Galicia con la incorporación imperativa de la histórica provincia de Mondoñedo a la nueva provincia de Lugo, sigo como muchos habitantes de A Mariña sintiéndome Mindoniense, Britoniense, Dumiense. Mi capital no es Lugo, sigue siendo la inmortal Mondoñedo y sigo celebrando Las San Lucas que son originales del 1156. ¡Ahí es nada!. El 18 de octubre de 1997 -San Lucas- algo importante e ineludible me hizo ausentarme de la ciudad que vio nacer y pasear a Don Álvaro Cunqueiro, acudir a las tertulias del Pallarego o tomar las cuncas de tinto con su amigo Castroviejo. Se inauguró el Museo Guggenheim en Bilbao. En plena crisis industrial el Consejero de Cultura del Gobierno Vasco, Joseba Arregui, me había hecho a título personal sabedor de sus gestiones para lograr que la ciudad de Bilbao abandonara su decadencia con sus ruinas industriales y al mismo tiempo proyectar otra imagen del país vasco que ocupaba continuamente las páginas de los sucesos. El tiempo le daría la razón- Arregui tenía formación ignaciana. Tuve buena relación con él y así viajábamos juntos por Europa. Tenía la teoría que cuando en Egipto había crisis los Faraones construían pirámides para ocupar mano de obra y desviar la atención del hambre y la miseria relacionada con las bíblicas «plagas». Yo le confesaba que aquella decisión para hacer equipamientos culturales podía no ser bien interpretada por las gentes que señalaban usos de recursos precisos para paliar la gravísima crisis en los altos hornos, astilleros y tejido industrial con unas tasas de paro cercanas al 25% sobre población activa.

El titanio que uso Frank Gehry daba un aspecto catedralicio al Museo. Una vez dentro sorprendían las estructuras curvas. La inauguración fue el acto cultural más importante en la Euskadi del siglo XX. Presidieron los Reyes de España, la Ministra de Cultura, El Lendakari Andanza y el Diputado General de Vizcaya que estuvo grosero con el Jefe del Estado al que apenas dejó participar en el evento. La cena reunía por orden protocolario personalidades procedentes de todas partes. Tuve la suerte de sentarme en una mesa con una nieta del mecenas multimillonario que contó como uno de sus tíos había perecido en el hundimiento del Titanic, viajando con su amante. Nos habían colocado un artefacto en uno de los maceteros de la entrada. Y es que ETA siempre intentaba estar presente. Con el paso del tiempo el Museo cambió la fisonomía de Bilbao. Se convertiría en el primer centro socio cultural en el norte peninsular. Tuve la ocasión de asistir a numerosas exposiciones, entre las que destaco la de Armani, que rompió esquemas llevando la alta costura a un espacio muy discutido por los puristas de las artes plásticas. También la extraordinaria muestra procedente del Hermitage, un auténtico canto a la religión ortodoxa y al período estalinista con un desaforado culto a la personalidad de Joseph Stalin.