«Esta crisis es como la diabetes, parece que no pasa nada y un día te deja ciego»

Curtido en crisis económicas tan fuertes como la del «corralito», que en el 2001 restringió a la población argentina la retirada de dinero en efectivo de los bancos, el empresario Walter Pulleiro Miralle aporta una visión interesante sobre la actual escalada de precios a todos niveles (alimentos, energía, carburantes...) que soportan las familias y las empresas gallegas en general, y las mariñanas en particular. «Esta crisis es como la diabetes, parece que no pasa nada, que no pasa nada, pero un día te levantas y pierdes la vista», expone el propietario de la Panadería de Covas, en Viveiro. Un negocio que en este momento emplea a 22 personas, tiene cuatro tiendas físicas (en Landrove, Viveiro, Covas y Cantarrana) y siete rutas de reparto entre O Barqueiro (Mañón) y Burela.

Según explica Pulleiro, que nació en Argentina, pero lleva más de una década asentado en A Mariña, no hay una varita mágica que permita afrontar con solvencia una inflación que parece no tocar techo. No en vano, el IPC (Índice de Precios de Consumo) se situó en abril en el 4,1%, ocho décimas por encima del registrado en marzo, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). «Entre la subida de salarios que ha habido y la de precios, lo que hemos hecho nosotros básicamente es bajar los márgenes de ganancia, que ya estaban apretados», apunta el emprendedor, que afirma haber renegociado los contratos de electricidad, entre otros. El objetivo prioritario es «no despedir gente».

«Las crisis provocan cambios sociales porque te tienes que acomodar a lo que hay y, o te acomodas rápido, o te quedas fuera», Walter Pulleiro, empresario viveirense de origen argentino

«De Argentina venimos con una experiencia, y sabemos que cuando suben los tipos de interés de los bancos al final sube todo, se encarece la vida en general. Pero aquí la gente, sobre todo la más joven, no sabe lo que es eso. Pagar, por ejemplo, créditos al 25%. Aunque la mayor sí lo sabe porque ya lo ha vivido», comenta. Y en esa línea le sorprende que una parte importante de la población se haya acostumbrado «a vivir al día». «Hay mucha gente que no es de ahorrar, aunque pueda hacerlo, y eso me sorprende», comenta.

Medidas como cambiar los furgones de reparto grandes por otros pequeños o recortar rutas

Walter Pulleiro, que dirige la Panadería de Covas junto con su mujer, María de los Ángeles Crespo, ofrece algunas cifras para explicar cómo afecta la inflación a negocios de panadería como el suyo. «En el 2019, un palé de mil kilos de harina de la normal costaba 450 euros. Ahora cuesta 650. Y un palé de harina del país costaba 620. Ahora cuesta 680», expone. Y detalla que, por lo general, su panadería precisa 5 toneladas (5 palés) de harina a la semana. «Si cada mes tiene cuatro semanas, calcula lo que ha subido solo la harina... Una barbaridad», comenta. A eso se añade el incremento de los carburantes. «Cuando antes pagábamos 2.500 euros al mes, ahora pagamos 3.500», sostiene. La leña, la electricidad... Todo ha subido, y ese incremento no ha repercutido proporcionalmente en la subida del pan. «La barra que costaba 1,10 euros ahora cuesta 1,20. La subida no fue ni del 10%, y la gente lo entiende. Por eso tratamos de tener un mayor volumen de ventas para aumentar las ganancias», cuenta.

Entre las medidas para ahorrar destaca el cambio de los furgones de reparto grandes por otros pequeños a través de renting, o de recortar rutas. «Creo que la tendencia va a ser que los repartos de aldea empiecen a desaparecer porque cada vez hay menos gente en el rural. La gente se va a los pueblos», expone.

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