Cuatro médicos, historia viva de la Atención Primaria de A Mariña, se jubilan
A MARIÑA
A José Castelo, María José Montero, Segundo Iglesias y Carlos Pérez seguirán en los próximos meses más retiros de profesionales mariñanos
29 nov 2023 . Actualizado a las 13:11 h.Con la Atención Primaria en un momento crítico, por las vacantes de médicos de familia que no se logran cubrir por la escasez de profesionales, cuatro destacados médicos con décadas de dedicación a sus espaldas en A Mariña se jubilan. O ya lo han hecho, o cuentan las horas para hacerlo, o ya están disfrutando de sus últimos días laborales con vacaciones que tenían pendientes. Son, además, médicos que se han ganado el afecto de sus pacientes, de centenares (quizás no sea exagerado hablar de miles) de personas, suscitando una opinión unánime de afecto, por su profesionalidad y carácter. Son José García Castelo, que ha cerrado ya su etapa en Trabada; María José Montero (que en la semana entrante lo hará en Ribadeo); Segundo Iglesias, odontólogo que ejercía en el centro de salud de Ribadeo, y Carlos Pérez, jefe de Atención Primaria en Mondoñedo.
A ellos seguirán en los próximos meses más retiros de profesionales que vienen ejerciendo en diferentes centros de salud de A Mariña, que ya superan los 65 años de edad, algunos de los cuales, de hecho, ya podrían jubilarse pero siguen ejerciendo.
La jubilación le llegará a José García Castelo a principios de diciembre aunque ahora ya no ejerce porque está de vacaciones. Los últimos 18 años estuvo en el Centro de Salud de Trabada y unos 15 años antes en el de Ribadeo. «Empecei como todos de aquela, dando tombos. Estiven por Piedrafita, A Pontenova, Navia de Suarna, Guitiriz, en Lugo... sempre con substitucións, ata que chegue a Ribadeo», recordaba, expresando (en otra prueba de su humanidad y humildad) su «profundo agradecemento» a toda la gente y pacientes con los que ha compartido y ejercido sus profesión durante estos años. Con su retiro, en el ambulatorio trabadense queda ahora, de momento, un único médico, Antonio Silvelo.
María José Montero Cabanas, también se retira, a finales de diciembre, tras una larga trayectoria en el centro de salud de Ribadeo y antes en el de A Pontenova. El martes será su último día de trabajo. Después, iniciará vacaciones, hasta su retiro definitivo. Deja, también, un entrañable recuerdo.
Otra baja en el centro de salud ribadense es la de Segundo Iglesias García, el encargado de la sección de odontología desde hace casi 30 años. Ingresó como profesional del Sergas en el año 1994; estuvo unos meses en Guitiriz, logró una permuta en Ribadeo, volvió a Guitiriz y finalmente obtuvo la plaza definitiva en Ribadeo, donde ha desarrollado el grueso de su trayectoria profesional. Con casi tres décadas en Ribadeo, se retira a los 66 años, dejando también un muy grato recuerdo.
Y otra baja sensible será, sin duda, la de Carlos Pérez, que se hará efectiva a principios del año que viene, tras 37 años en activo, tiempo en el que ejerció, entre otras plazas, en Ribadeo y en su última etapa, hasta ahora, como jefe del Servizo de Atención Primaria de Mondoñedo (que atiende a Mondoñedo y Lourenzá). Amante de la profesión ha sido también una de las voces abiertamente más críticas y respetadas: «O problema é a carga de traballo. A atención primaria evolucionou moito nos últimos anos. A carteira de servizos dun centro de saúde medrou moitísimo, e iso é moi bo, pero ten que ir da man dos recursos humanos. Cando empecei a traballar había un feixe de médicos no paro. Facías unha interinidade de 9 meses e despois estabas dous anos traballando con contratos espallados. Agora pasamos dun extremo ó outro. Non hai persoal. A profesión non está en crise, pero a xente está queimada pola carga de traballo», señalaba el año pasado en una entrevista en La Voz. Y añadía: «Isto ten unha solución complexa e me preocupa moito. Require de unha reforma estrutural, con políticas de persoal, coa implicación da administración, os axentes sociais e a cidadanía, que agora percibe que non é atendida como merece polas listas de espera que se xeneran». Y concluía: «Cando algún día tes que atender a 60 pacientes, é evidente que algo falla»