Imposible superarlo: 7 fuentes y postres, todo a repetir por solo 22 euros

s. c. / x. r. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Pepa Losada

Convencer a Antonio, el gerente de Casa Cándida, para que dejase fotografíar por primera vez el menú completo que sorprende al mundo no fue fácil

03 jun 2024 . Actualizado a las 22:44 h.

Son muchos los comensales que han fotografiado plato a plato, a medida que se los van sirviendo, las 7 cazuelas o bandejas, también los postres, que forman el menú de Casa Cándida por 22 euros los sábados y festivos. Pero hasta ahora fotografiar el menú completo que soprende al mundo había sido una misión imposible.

Convencer a Antonio, el gerente de Casa Cándida, no fue fácil: hay que hablarle de la Juventus, es un forofo del equipo de Turín. Mejor, dejar que hable él: su simpatía siendo niño por este equipo surgió tras la tragedia de Heysel, en la que murieron 39 aficionados en la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juve. Y con unas cañas Antonio va contando cómo empezó así su afición; viajó a Turín en varias ocasiones y tiene fotos en el bar con jugadores de la Juve, Torricelli y más. En Casa Cándida todo es muy familiar y natural.

Con la misma naturalidad van ofreciendo las 7 fuentes para que cada cual coma y repita si puede hasta que el estómago aguante: entrantes, almejas o arroz con pollo, caldo de cocido, cocido, ternera con patatas, requesón con miel, flan casero, tarta (de piña), vino, café, licores... o no lo cuentas o lo acabas contando al mundo a través de las redes nada más salir de la casa de comidas. Veintidós euros. Los sábados y festivos desde las 13 a las 16 horas; no es de extrañar que haya que reservar mesa para esos días con un mes de antelación. Los domingos cierran.

Los turistas suben plato a plato para que todos comprueben que lo que cuentan es verdad. Hay quienes no llegan al tercero. O al cuarto y de ahí no pasan. Hay quienes se dan una comilona pantagruélica.

Todos los platos están exquisitos. Todos son elaborados con productos de proximidad; más proximidad imposible, algunos del huerto. Comida tradicional, de la de toda la vida, platos que ya preparó en 1930 Cándida Bello cuando abrió la casa de comidas en Viveiró (entre Ourol y Muras), unas casas aisladas entre montañas, a donde van a parar a veces turistas y camioneros extranjeros engañados por el acento en el GPS creyendo que se dirigen a Viveiro.

Casa Cándida sí que es una experiencia en sí misma, no se olvida nunca; nada que ver con el universo Adriá o Daviz Muñoz. En el otro extremo, más popular, más «extremo». Para gozar con atrevimiento.