Shiva Alinda, estudiante indonesia, cumple hoy los 18 años de edad: «Quiero ser profesora y enseñar a los niños de mi país»

A MARIÑA

Vive en Burela con sus padres y su hermana pequeña y este domingo, 23 de febrero, alcanza la mayoría de edad con muchos sueños por delante, mientras estudia Artes en el IES Monte Castelo
24 feb 2025 . Actualizado a las 09:30 h.Este domingo 23 de febrero es un día muy especial para Shiva Alinda Nurhakim. Ella es estudiante de origen indonesio en el IES Monte Castelo de Burela donde cursa segundo de Bacharelato de Artes tras haber hecho ESO en el Perdouro. Precisamente hoy es su cumpleaños, alcanzando la mayoría de edad. Una etapa de la vida que marca claramente un antes y un después, con otros compromisos y responsabilidades, aunque los sueños sigan siendo los mismos que el día anterior, cuando aún era menor. Su idea de futuro es poder estudiar la carrera de Bellas Artes en Pontevedra primero, para luego «seguir estudiando e ir a mi país». «Quiero ser profesora _dice_, trabajar primero en España y luego en Indonesia donde quiero enseñar, y ayudar, a los niños».

Natural de Bandung, isla de Java, nacida en 2007, salió de Indonesia con 7 años, dejando allá un abuelo y a su hermano mayor. Está en España desde 2014, primero habiendo residido en Muxía y más tarde en Burela, donde su padre, Komarudin, está embarcado (en el Matalenas 2). Vive con él, su madre Elis y la pequeña de la familia, Assila, que ya nació aquí. En todo este tiempo, Shiva ha podido ir de visita a su tierra natal aunque la pandemia pilló de por medio a su familia: «En 2019 fuimos de vacaciones allá, nos pilló el covid, y volvimos en 2021. El coronavirus me permitió estar más en casa. Mi hermano mayor tiene un hijo pequeño y a lo mejor viene aquí, pero solo de viaje». Sus dos abuelas fallecieron cuando ya vivía en Galicia y el abuelo paterno durante el confinamiento. «Ahora solo me queda el abuelo por parte de mi madre. Cuando mi madre trabajaba en Indonesia, yo me quedaba con ellos, me llevaban al colegio, al parque y dormía en sus casas porque vivíamos muy cerca. Mi casa es de dos pisos, como en un barrio, grande, y la de mi abuelo está enfrente». En Indonesia, dice, hace «muchísimo» calor. Añora al resto de la familia y recuerda su período escolar porque para poder ir a clase debía desplazarse en coche o en moto. La ruta duraba media hora. Una vez aquí, su educación reglada ya fue en un escenario muy distinto, con la consiguiente dificultad de adaptación inicial, como ella comenta, sentada en el hall del IES Monte Castelo, y sonando el timbre de cambio de clase: «Para mí fue un poco difícil adaptarme, por el idioma, pero también por los compañeros, porque al principio no hablaba ni entendía lo que hablaban. Cuando vine, ellos no sabían nada de mi país y me preguntaban de dónde era yo, me preguntaban por mi comida favorita allí en Indonesia, que es el satay, pinchos de pollo a la plancha, creo, con salsa». De la gastronomía gallega elije el pulpo. De la española la paella. «Sí, en mi país comemos muchísimo arroz», asiente sonriente.

Continúa describiendo su adaptación: «Algunos compañeros me ayudaron mucho a hablar con los profesores y jugaban conmigo y cada vez fui teniendo más amigos. En mi pandilla también tengo una mejor amiga, que es de Cabo Verde, Jessica, y también tengo otra muy amiga en Muxía. En este instituto hay mucha gente de otros países, también de Marruecos, Senegal, Portugal, Francia...».
«En mi pandilla también tengo una mejor amiga, que es de Cabo Verde, Jessica»
Aunque a veces ocurren experiencias negativas, que tienen relación directa con el racismo. Así, relata un episodio por el que lamentablemente Shiva pasó: «En sexto curso de Primaria, al salir del colegio, todos estaban fuera y yo estaba saliendo por el patio. De repente vinieron dos chicos y empezaron a gritarme y a decirme que tenía los zapatos grandes. Después de eso, empezaron a pegarme por las piernas y en los pies. Nadie me podía ayudar, porque ya habían salido todos. Ellos empezaron a reírse y yo empecé a correr y pude entrar en la guardería de mi hermana, que estaba cerca. Los chicos me perdieron de vista. Llegué a casa y tenía muchos moratones. Yo no les hice nada. No sé por qué me pegaron». «Dicen muchos que la educación viene de casa. Digo que hay que repetarse unos a otros, todos somos iguales aunque seamos de diferentes etnias».

«Yo solo he viajado a Lisboa y a Indonesia, me gustaría visitar más países», finaliza una joven que precisamente ganó en una de las categorías de los Concursos de Lemas e Debuxo-Pintura con el lema para la eliminación de la discriminación racial en 2023, bajo el lema «Deixa que as diferenzas nos unan», convocado por el Concello de Burela.