
Malvin Luisa Pineda regenta La Estación en Ribadeo, que atiende con su pareja y su madre todos los días 16 horas: «Somos familia y nos apañamos bien»
19 mar 2025 . Actualizado a las 14:07 h.A sus 32 años y después de trabajar como asalariada en diferentes negocios de hostelería y más recientemente en una pastelería en Lugo capital, Malvin Luisa Pineda Matos decidió emprender con su propio negocio aprovechando el traspaso del bar de la estación de autobuses de Ribadeo. Desde hace unas semanas es la responsable de La Estación y se muestra muy satisfecha de su iniciativa, contenta y hasta un punto agradablemente sorprendida de la alta afluencia de clientes: «Nos decían que funcionaba, que tenía su público, pero la verdad es que de momento todo va muy bien».
La inclinación a la hostelería le viene a Malvin Luisa de familia. Nació en Valladolid, hija de una pareja procedente de la República Dominicana. Cuando tenía 18 meses de edad fue a vivir al país caribeño, regresando a España, a Ribadeo, con 7 años de edad: «Sigo teniendo el acento de allá, pero se queres que fale galego o falo», comenta. Su madre, Nancy, y su padrastro, el ribadense Jose Antonio López, regentaron en su momento el Oviedo Bar y La Baixada: «La hostelería es una profesión que ha estado muy presente en casa», señala.
Malvin Luisa trabajó como empleada en diferentes negocios y estando en Lugo en septiembre decidió volver a Ribadeo: «Entonces surgió esta oportunidad de La Estación y nos animamos a aprovecharla. Mi madre, que ha estado toda la vida trabajando en hostelería, decidió venir a echarme una mano al tiempo que mi pareja, Ronald, que es cocinero, se encarga más en concreto de la comida».
«Este es mi primer negocio propio y estoy muy contenta. No me imaginaba que este local pudiese tener tanta clientela. Es constante, con quien viene a coger el bus y también contamos con el apoyo de los vecinos y de gente que nos conocía».
La Estación abre todos los días de 7.00 a aproximadamente las 23.00 horas, cuando sale el último autobús: «El trabajo es continuo, desde que abrimos. Trabajamos mucho los bocadillos y la idea que tenemos es, aprovechando mi formación en pastelería, hacer tartas, bollería, dulces, para desayunos y postres. Al mediodía servimos raciones y pronto pensamos ofrecer menú del día, aprovechando que por aquí también pasan muchos peregrinos. La cocina es pequeñita, es el hándicap que tenemos, pero a ver cómo nos podemos apañar». Y es que si bien el local cuenta con un espacio limitado, con barra y cuatro mesas, la terraza exterior en una estructura cerrada tiene capacidad para 15 mesas más: «El día de la inauguración vino mucha gente a celebrarlo con nosotros y sorprendía la cantidad, con el bar lleno», añade Malvin Luisa, que es madre de tres hijos.
El trabajo y el nivel de exigencia no es algo que la coja por sorpresa: «Sé que es esclavo, pero para sacar el negocio adelante hay que andar y facturar. Como asalariada tenía días libres y como jefa no, pero me compensa. Tener mi negocio, trabajar para mí, para nosotros, me hace mucha ilusión. Ser jefa también implica complicaciones que como empleada no tenía, pero ya estamos acostumbrados a este mundo y a este trote, porque si bien en otros locales podía librar, el trabajo también era duro», añade la hostelera ribadense.
«Mi madre, Ronald y yo nos organizamos para tener el bar abierto siempre y atenderlo dos cuando hay más movimiento. Y después nos turnamos y organizamos cuando hay menos gente para disponer de nuestro tiempo. Nos apañamos», concluye con una sonrisa que ya ha asomado, con buen humor, en varios momentos de la entrevista.