
«A veces pienso que los cambios hasta coinciden con las diferencias entre San Ciprián y San Cibrao»
10 abr 2025 . Actualizado a las 18:43 h.Cervo tiene un maravilloso patrimonio histórico. Sargadelos fue santo y seña de la ilustración y de la conducta emprendedora primero la de Antonio Raimundo Ibáñez y luego la que desarrollan aquellos irrepetibles talentos artísticos Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane. Siempre muestro en mis paseos a modo de guía el hermoso mural que saluda al visitante de la fábrica, que representa la conjunción entre los artistas llegados de la República Argentina -La Magdalena- y el pasado que instaló los primeros hornos de fundición, y desde donde se crean esas porcelanas azul cobalto símbolo de Galicia.
Cervo tiene a San Ciprián. Conjunto histórico de Castro Celta Marino, recuerdo imborrable para los que amamos nuestro pasado por esa primera industria de transformación que fue la épica ballenera con su exportación del saín -el petróleo desde la Edad Media- y por fin esa ría, hoy abandonada, que fue nada menos que el puerto- en Los Campos- de las Reales Fábricas de Sargadelos. Precisamente, en esa ría trabajó Juan Sarmiento, un carpintero que se convirtió en imaginero para la Orden Tercera impulsora de la Semana Santa de Viveiro.
Pero hoy en el primer tercio del siglo XXI los que nos hemos hecho ciudadanos del mundo desde las enseñanzas de don Francisco Rivera Casás y la tradición oral que se daba en aquellas cantinas-colmados que fueron ateneos populares, donde los patrones mareantes nos describían sus singladuras, añoramos el talento de Paulino Díaz, la sabiduría de Cándido Rey y Marcelino Díaz, la personalidad de aquellos patrones mayores de la Cofradía, la fuerza social de Alberto Pillado.
De todos los habitantes hubo un hombre providencial, José López González, Pepe do Lugar, ilustrado, inquieto, comprometido, gestor, con facilidad de palabra discursiva o escrito solemne de salutación y petición a las autoridades provinciales.
¿Y por qué digo tal?. Cada día acudo a Xove. Me reciben con una cariñosa elegancia en la librería Basanta. Todavía puedo comprar a la vieja usanza en ese colmado-taberna Guerreiro que regenta Toñito. Pero descubro un núcleo poblacional con toda suerte de comercios, a la última moda de quien viste para una boda o para cualquier momento en el calendario de citas sociales.
Pero es que Xove también conserva sus hermosas casas de piedra. Cuida sus playas. Dispone de todos los servicios necesarios para propios y visitantes. Mantiene sus fiestas tradicionales. Mantiene habitadas sus parroquias de mar y montaña. Los ingresos de la industria se transforman en inversiones socio culturales y deportivas. Es un territorio para emprendedores.
¿Y qué decir de Burela?. Desde siempre tuvo vocación marinera. Su puerto es junto al de Celeiro, actividad de buques que señalan la vocación marítima de nuestro pueblo. Pero además, el concello verde ofrece comercio, servicios, hostelería de calidad, impronta cultural entre pasado y futuro, buena ordenación del territorio. Es verdad que supieron hacerse con esa gran empresa pública que es el Hospital de la Mariña. Sin duda la conjunción de garantía para nuestro derecho a la salud y al mismo tiempo empleo, salarios y poder adquisitivo y riqueza que le convierten en la prima donna de la comarca.
Mientras tanto, mi querido CONCELLO DE CERVO y sus parroquias con el que fuera puerto de San Ciprián, languidece. No hay comercio. No hay librería. No hay estanco. No hay puerto en La Concha. La Cofradía de pescadores apenas se nota, entre otras razones por la muerte de la actividad marinera pescadora. Hasta los Farallones apenas reciben visitas. El elemento indicativo es la chimenea de ALCOA Y el muelle lo es ahora el que se construyó para los inmensos buques que traen bauxita y llevan aluminio. Y es que hasta el ambiente portuario más próximo está en el Portiño de Morás.
Por finalizar este arrebato de sana envidia para con mis vecinos de Xove y Burela, sólo me consuela ver la actividad de la que fue mi escuela y hoy es Museo Provincial del Mar, gracias a mi querida amiga Encarna Lago. ¡Ah! Y algo que nadie puede arrebatarme. El paisaje de esa mar que rodea a mi querido pueblo y el faro que sigue siendo vigía para nuestras vidas nostálgicas por el recuerdo de aquellos hombres de mar y aquellas mujeres bravas y sostén de nuestro pasado cuando éramos una esquina ignorada. A veces pienso que los cambios hasta coinciden con las diferencias entre SAN CIPRIÁN y SAN CIBRAO.