
El presidente mundial de Alcoa, W. Oplinger, habló del apagón de este lunes en España y de las consecuencias en el complejo de alúmina y de aluminio de la multinacional en San Cibrao. Como siempre que habla de la fábrica de A Mariña, Oplinger siembra dudas. A propósito del apagón, el presidente mundial de Alcoa dice: «Nuestro negocio -como gran industria electrointensiva- es difícil donde no se garantiza la luz». Y añade: «Nos tomaremos unos días para evaluar los riesgos asociados a la pérdida de energía en el complejo español». Lo pueden leer en La Voz.
Sus palabras generan casi siempre cierta inquietud. El apagón fue algo excepcional, tanto que nunca había pasado. Alcoa perdió con este apagón, según estimaciones del comité, 30 cubas que estaban en el proceso de rearranque; 30 de 512. Es verdad que son una pérdida, pero nada irreversible ni mucho menos. Se debe de valorar el esfuerzo de los trabajadores. Alcoa recibirá sus compensaciones seguramente; el PP presentó en el Senado una iniciativa en este sentido dirigida al Gobierno. Alcoa e Ignis tienen un plan para Alcoa San Ciprián y fondos comprometidos para desarrollarlo, y cuentan además con el principal valor para eso: los trabajadores.