Reivindicando el centro de San Ciprián

A MARIÑA

IVÁN ROLLE

El Lugar era más que una plaza

20 sep 2025 . Actualizado a las 12:52 h.

El Lugar no era la que hoy conocemos como plaza. Era mucho más. Un espacio donde se encontraban diferentes actividades que impulsaban la vida civil de un pueblo. Algo así como el corazón que suministra vida al cuerpo.

En un puerto de mar como San Ciprián hubo sitios que fueron palpitaciones ciudadanas. Los templos religiosos que congregaban fieles practicantes del catolicismo en una Galicia donde las Diócesis Episcopales fueron cabeza administrativa del Antiguo Reino- Santa María de Lieiro -templo parroquial-, San Andrés -Hospital de Peregrinos a San Andrés de Teixido-, San Ciprián-pequeño templo que cristianizó el culto religioso del Castro Celta en la Isla de la Atalaya.

Los tres emplazamientos religiosos cristianos daban lugar a las tres celebraciones populares: El Carmen; San Andrés y San Cipriano. Además dos capillas, la del Guioncho (San Caetano y Nuestra Señora de Guadalupe) y la del Pazo de Pedrosa -O´Connor-( San Xosé). Pero el LUGAR era un espacio físico en el centro geográfico de la población constituida por las viviendas en lo que se denominaba As Figueiras o Porto de Abaixo. Precisamente, el puerto natural que supuso la desembocadura del río Lieiro o Covo en la mar constituyendo la ría y a partir del siglo XIX el puerto de Sargadelos con el emplazamiento de toda esa histórica industria para la construcción de embarcaciones posiblemente desde el siglo XV.

Hoy sólo queda el astillero Fra y un edificio en la orilla opuesta al puerto formando parte del paseo que va desde Lieiro hacia la Barra o Mingarolo. Mientras Los Campos fueron unos terrenos de propiedad municipal donde tienen lugar tareas de carga y descarga o de almacenamiento de lo que serán mercancías para el primitivo cabotaje -carbón vegetal, sal, madera de pino, etc.-, el LUGAR está protegido de los vientos mareiros por y para ser el centro urbano del poblado.

Y es acertada la denominación. Recuerdo con nostalgia la existencia de actividades de uso común. Panadería más allá de los hornos particulares de cada casa. Peluquería. Taller de costura. Primer emplazamiento del botiquín de farmacia. Tiendas de víveres, pero también tabernas. Hasta el mercado semanal de los jueves tenía lugar ahí, en un proceso de intercambio entre productos de la mar y productos de las tierras cultivables en lo que se denominó A Veiga- hoy poblado para trabajadores de ALCOA-. El LUGAR aún conserva ese calor de encuentro para la tertulia que tuvo lugar alrededor de las mejores casas del puerto de San Ciprián, hechas con la piedra granítica de las canteras que funcionaban en la ribera y de la que sacaba bloques el gremio de los canteiros.

Si tengo que detenerme en una casona lo hago donde residió José López González -Pepe do Lugar-, hombre providencial para el desarrollo del pueblo y su puerto. Fuerza vida comprometida desde todas los organismos que se fueron creando para la administración y gestión pública. Gracias a su impronta, al menos, debo recordar la traída de agua y alcantarillado; el muro de la Anxuela; el máximo esplendor de la Cofradía de pescadores; el impulso al CIT; su participación en la Coral que dirigió Hernán Naval; el asfaltado de calles y plazas de San Ciprián; el inicio de la construcción de modernos pisos; la explotación del elegante Salón Miramar.

Hoy en el Lugar adorna una fuente y una lápida con un texto de Don Francisco Rivera Casás, El MAESTRO. Para los que somos del puerto de San Ciprián, este LUGAR SIGUE SIENDO EL centro neurálgico junto al COTO.