
La noticia de los dos camioneros detenidos en Ribadeo acusados de clonar tarjetas de pago de compañeros de profesión, también camioneros, para recargar combustible se supo esta semana. Ambos son de Bosnia Herzegovina. La información adelantada por La Voz de Galicia tuvo una audiencia espectacular, más de cien mil visitas en un solo día. Los movimientos de los dos camioneros estaban siendo observados al detalle por la Guardia Civil desde meses atrás. Todo saltó cuando un compañero se percató de que había recibido del banco un cargo por reponer gasoil en una estación en la que no había estado. A partir de la Guardia Civil abrió una investigación.
Los dos camioneros detenidos en el término municipal ribadense surtían gasoil con cargos superiores a mil euros cada vez en las tarjetas clonadas de compañeros. Se acabó, les pillaron en una eficaz operación de la Guardia Civil. No pertenecían a ninguna banda internacional como se suponía en un principio; actuaban por su cuenta.
Los estafadores y ladrones ahora no tienen ni principios -qué le vamos a pedir a un ladrón- ni remordimientos. Saben, se supone que por ellos mismos, lo sacrificado que es ser camionero. Pues aún así timan a los compañeros. Los ladrones ahora propinan una paliza a un octogenario o nonagenario que vive solo para robarle unos euros, sin escrúpulo ni vergüenza. Los «valientes» ahora actúan en grupo, en manada, para patalear a un niño de 13 o 14 años porque solos son cobardes. Como los dos camioneros, no tienen miramientos.