«Baixaron as vendas porque baixaron as consultas e vén menos xente ao hospital»

Lucía Rey
Lucía Rey BURELA / LA VOZ

BURELA

XAIME RAMALLAL

Negocios como la cafetería o el quiosco son testigo de las vivencias de los cientos de personas que a diario acuden al centro

07 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En las consultas y los quirófanos del hospital de Burela cientos de mariñanos juegan cada día cientos de partidas sobre la delgada línea que separa la salud de la enfermedad, la vida de la muerte. Y de muchas de ellas son testigo privilegiado los negocios cuya actividad depende del pulmón sanitario de A Mariña. Desde el quiosco a la cafetería, pasando por algún bar cercano o los taxistas que trasladan habitualmente a pacientes y acompañantes a cualquier punto de A Mariña. «Porque no podemos olvidar que el hospital da Costa cubre desde O Vicedo hasta Ribadeo y Mondoñedo», comentó un hombre que acude habitualmente al hospital. «Por aquí pasa case todo o mundo, e moita xente que vén por urxencias», indican en la cafetería, uno de los puntos estratégicos. «Nos últimos tempos baixaron as vendas porque baixaron as consultas e agora vén menos xente ao hospital», explicó ayer en la entrada Amadeo Bértolo, que lleva más de una década vendiendo el cupón de la ONCE en el lugar.

Por allí pasan a diario algunos niños ?los menos?, unos cuantos jóvenes, bastante gente de mediana edad y sobre todo muchos mayores. Porque en un momento u otro, los problemas de salud alcanzan a casi todos, como reconoce Diego Martínez. Este vecino de Viveiro se desplazó a Burela para pedir cita para recoger los resultados de unas pruebas de traumatología. «Me dijeron que llamase por teléfono, pero no conseguí que me pillasen. Hoy [por ayer] vine hasta aquí y me dicen que no hay cupo para esta semana, que llame el viernes a las nueve de la mañana. Pero temo que tampoco me cojan el teléfono y no sé cómo voy a hacer», lamentó junto al vestíbulo del recinto.

ana b. iglesias trabajadora del quiosco regalucus

«No quiosco fas un pouco de psicólogo, sobre todo cos familiares que baixan da planta»

Los periódicos y las revistas son el principal reclamo del quiosco del hospital da Costa. «A prensa chama moito estando no hospital. Fai que a xente entre e despois vexa outras cousas que temos», destacó ayer Ana B. Iglesias. Ella y Raquel, su compañera de trabajo, se ocupan de atender el negocio prácticamente todos los días del año. De lunes a viernes de 08.00 a 21.00 horas, y los fines de semana de 09.00 a 13.00 y de 16.30 a 17.30 horas. Antiguamente, en el local, que tiene menos de 20 metros cuadrados, había poco más que prensa, pero en la actualidad hay casi de todo. Desde ropa interior de hombre y de mujer, a bombones y galletas, pasando por plantas, ropa y artículos para bebé, sábanas para cunas, compresas, productos de afeitado, batas de casa e incluso zapatillas ortopédicas.

«Temos cousas básicas, das que se necesitan estando no hospital», señala Ana. Esa variada oferta «salva» a diario los olvidos de gente que se da cuenta al llegar al hospital de que dejó en casa algo fundamental, pero también los imprevistos de quienes, por ejemplo, entran por urgencias y tienen que pasar la noche en el centro. «No quiosco fas un pouco de psicólogo, sobre todo cos familiares que baixan da planta e que levan tempo. Coñécense ben porque baixan sen chaqueta, sen bolso, en zapatillas... Vir aquí alégraos un pouco», indica. 

aroa lópez camarera de la cafetería

«Hai xente que non fala ao estar con problemas, nótasllo na cara»

En la cafetería del hospital de Burela, el menú del día ofrece por 7,75 euros tres primeros y tres segundos a elegir, postre, bebida y café. El café cuesta un euro, y uno diez si es de desayuno. «Hai xente que non fala ao estar con problemas, nótasllo porque traen mala cara», indica Aroa López Oural. Esta vecina de Burela de 27 años lleva más de dos trabajando en el negocio hostelero del centro hospitalario. «Hai xente moi maja», comentó ayer mientras preparaba un café. Por las mañanas, el grueso de la clientela lo forman quienes acuden a consultas externas, mientras que el resto del día varía: desde personas con familiares ingresados a gente que acude a urgencias o va de visita.