Defendamos la actividad pesquera

BURELA

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera XAIME F. RAMALLAL

05 oct 2022 . Actualizado a las 17:54 h.

Galicia tiene casi mil seiscientos kilómetros de costa. Nuestra Mariña del orden de los noventa. No debemos olvidar que somos gentes con tradición marítima. Y que tal como nos explicaban el pasado viernes en Vicedo, los dicterios que afectan negativamente a las flotas de Celeiro y Burela, pueden ocasionar unas pérdidas de empleo dos veces superiores a las que anuncian los sindicalistas de ALCOA si la multinacional aluminera no puede resistir los altos costes de la energía y las pérdidas que se vienen dando desde hace bastante tiempo.

Coincide la crisis con la puesta en escena de una magnífica obra Mar Gremial, trabajo que con generosidad, dedicación, pulcritud y orgullo identitario ha realizado Vicente Míguez Salgueiro. En sus páginas hay información objetiva sobre como la actividad pesquera nos dio toda suerte de riquezas, prestaciones sociales, desarrollo para nuestras parroquias e impulso para otras actividades como la construcción de barcos o las conservaras. ¡Si!. Esas latas de conservas que iban en las mochilas de los soldados como alimento durante las contiendas bélicas mundiales y civil.

La obra de Vicente es un lujo, además de necesaria, oportuna y de justicia. Ahora toda la población palpita con el humo de la chimenea de ALCOA. Se han pedido movilizaciones incluso en plena pandemia para evitar el cierre de la factoría que transforma bauxita en aluminio. Quiero exigir que la misma sensibilidad mostrada por lo que antecede tenga lugar con la defensa de los caladeros en los que nuestras gentes de mar obtienen el pescado, de lo contrario perderemos no sólo la actividad histórica y fundamental en la antigua provincia de Mondoñedo, es que producirá el efecto contrario al que siempre tuvo la mar. Autopista, despensa, industria de transformación, tecnología avanzada para nuestros barcos y sus tripulaciones.

Convendría que se informara a las gentes del impacto que supone las prohibiciones de faenar de ciertas artes y en consecuencia en los caladeros habituales, para que regrese aquella conciencia social sobre lo que significó y significa la mar como fuente de riqueza y más allá de esas especulaciones sobre la ubicación de molinos para lograr energía eólica o marina, que hoy sigue siendo una conjetura, no así la pesca.

No podemos permitir que endomingados con altos sueldos y otros privilegios que son funcionarios de la UE, sin el más mínimo conocimiento de la mar y su historia, coloquen a nuestra flota en el desguace.