«Cuando me rompí el cruzado no era capaz de ver los partidos, lo pasaba fatal»

BURELA

XAIME RAMALLAL

La jugadora del Burela Irene Samper recupera la sonrisa más carismática del fútbol sala y afina una zurda de lujo con «mucho trabajo» en el gimnasio y el psicólogo seis meses después de su operación

14 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Irene Samper Bilbao (Zaragoza, 1998) vuelve a lucir la sonrisa más carismática del fútbol sala español, afina su zurda e imagina sus próximas arrancadas. Tras muchas horas de gimnasio y psicólogo, la brillante futbolista del Burela FS y la selección española tricampeona de Europa deja atrás los peores momentos de la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda que sufrió el pasado mes de agosto. «Justamente este miércoles hizo seis meses desde la operación», cuenta con entusiasmo.

«Estoy muy contenta porque voy progresando muchísimo, sin ninguna complicación», relata inmersa en una dura batalla física y mental. «Todo el mundo tiene miedo a la parte física, pero después de haberlo vivido me doy cuenta de que la parte mental es mucho más complicada. Cambias de rutina radicalmente, pasas de estar entrenando cada díaa a no poder hacerlo en prácticamente un año como quieres», detalla.

Antes de su grave lesión, la maña de 26 años construía una carrera repleta de éxitos sin más sobresaltos que «un mes y medio de parón por una luxación de hombro». «Esto es completamente distinto», explica Irene, que realizó grandes esfuerzos para adaptarse a su nuevo rol en el Burela. «Cuando me rompí el cruzado no era capaz de ver los partidos, lo pasaba fatal. No aceptaba mi situación y empecé a trabajar con un psicólogo porque no lograba gestionar mis emociones. Ahora me sigue doliendo porque mi vida es el fútbol sala, pero lo voy viendo desde otra perspectiva, intento sumar desde fuera, ya sea con un grito, yendo al vestuario, estando con ellas, cerca... Más o menos siento que aporto», desvela.

Sus compañeras también la involucran. La pichichi, Emilly Marcondes, le dedica sus goles acelerando una moto, en honor al mote con el que muchos se refieren a la rapidísima ala zurda: «Esos detalles son los que más marcan. Cada vez que mete un gol y hace el gesto soy la persona más feliz del mundo, y este año está metiendo un montón».

Irene Samper celebra con Emilly y Dany un gol al Futsi en la última final liguera.
Irene Samper celebra con Emilly y Dany un gol al Futsi en la última final liguera. PEPA LOSADA

El trabajo es su receta para superarse. Por eso pasa horas y horas en el gimnasio del Pabellón Vista Alegre, a veces en llamativos horarios tras los partidos: «Mi vida ahora es el gimnasio. Me levanto, tomo un café y ya voy al gimnasio. Normalmente estoy una hora y media o dos, me voy a casa, como, aprovecho a hacer alguna cosa de estudios y vuelvo otra vez al gimnasio otra horita y media o dos y ya vuelvo a casa, me ducho, ceno y a dormir. De lunes a sábado entreno siempre en doble sesión y el domingo es mi día libre».

Reaprender a andar y correr

Así se explica una evolución que la deportista valora «interesante y gratificante»: «Empecé desde cero, no podía moverme de la cama, reaprendí a caminar, a correr... Primero fueron esas cosas básicas y cada vez metimos más intensidad a los entrenamientos. El comienzo es la parte más complicada porque estás con dolor, sin la energía suficiente para entrenar como te gustaría, pero es lo más importante porque de ello depende cómo vayas a evolucionar las siguientes fases. Después fuimos metiendo ejercicios más exigentes, primero sin peso, luego con peso, movimientos más bruscos... Ahora estamos en una etapa en la que ya corremos hacia adelante, hacia atrás, dando giros y trabajando mucho el salto y los cambios de dirección. Tenemos que adaptar el cuerpo a que realice aquellos gestos que va a hacer cuando vuelva a la pista y, sobre todo, la parte mental de hacerlo sin miedo. Para que la mente esté tranquila necesita muchas repeticiones».

La jugadora del Burela ve luz al final de túnel: «Hago pista, pero yo sola con el preparador físico. Para trabajar con las chicas aún me queda un mesecito. Tocar pista y empezar a tocar balón ha sido un punto muy importante en la rehabilitación. Por fin vuelvo a tener lo que más me gusta, el balón. No tanto como me gustaría, pero es un gran paso».

Pese a sus prometedores avances, Irene Samper sostiene que habrá que esperar al próximo curso para verla competir: «Igual esta temporada ya puedo entrar en alguna convocatoria, pero la recuperación de LCA (ligamento cruzado anterior) va de nueve a diez meses, y en el play off estaría en el mes ocho. Mi intención es volver en agosto, empezar con todas desde cero para no meterme de lleno en un momento de temporada en que todas están a un ritmo bestial y yo acabe de empezar».

«La recuperación de LCA va de nueve a diez meses, y el ‘play off’ llega en el octavo. Mi intención es volver en agosto, empezar con todas desde cero»

La aragonesa, no obstante, se muestra convencida de las posibilidades de su equipo, que este jueves disputa la final de la Copa Galicia en Lugo frente al Castro (12 horas), viajará a Cartagena para afrontar la fase final de la Copa de la Reina del 2 al 4 de mayo y ya aseguró su plaza en las eliminatorias por la Liga: «No hay ninguna prisa, creo que mis compañeras están haciendo una temporada espectacular, no es necesario forzar nada porque hay que pensar en el año que viene y el resto de mi carrera deportiva. Yo me quiero recuperar al 200 %, no volver a tener ningún problema de este tipo, alcanzar otra vez el máximo nivel y recuperar todo lo que había conseguido e, incluso, más».

El Mundial de Filipinas

Fija en la selección desde el 2016, cuando todavía militaba en el Alcorcón, Samper también siguió con pasión el clasificatorio para el Mundial que se disputará el próximo noviembre y diciembre en Filipinas, donde quiere hacerse hueco: «Igual que con el Burela, traté de aportar desde fuera. Me habría encantado estar en ese clasificatorio que llevábamos tantos años esperando y sí que pensé cómo lo hubiese vivido en la pista. En el fondo sentí un poco de tristeza, pero también felicidad y orgullo por las compañeras de la selección que hicieron una fase y un preparatorio increíble. Ahora el puesto en la selección hay que ganárselo».

«No me cuesta pasar tantas horas en el gimnasio porque tengo claros mis objetivos», sentencia Irene dispuesta a volver a coger pronto su moto para marcar diferencias en el parqué.