De criarse con una bombilla portátil en casa a instalar placas solares «no caseto»

Lucía Rey
lucía rey CERVO /LA VOZ

CERVO

José García Cordido y su mujer, junto a los paneles solares que dan electricidad al «caseto» que tienen en Cervo
José García Cordido y su mujer, junto a los paneles solares que dan electricidad al «caseto» que tienen en Cervo PEPA LOSADA

Cuatro paneles permiten a un vecino de Burela vivir en la huerta que cultiva en Cervo

21 oct 2022 . Actualizado a las 14:00 h.

«Recordo que cando era neno tiñamos unha luz portátil para andar por toda a casa. Logo puxeran bombillas co cordón á vista cravado nas separacións que había de madeira, pero daquela era impensable que algún día o sol puidera producir luz». Así resume José García Cordido el espectacular tránsito que ha experimentado la energía eléctrica en los últimos sesenta años. Los avances tecnológicos en forma de placas solares han permitido que este vecino de Burela de 70 años disponga de electricidad en el «caseto» que tiene en la huerta que cultiva en una parcela de 700 metros cuadrados en el lugar de As Quintas, en Cervo, junto con su mujer. «Antes tiñamos un alternador, pero a muller levaba moito tempo dicindo que quería unhas placas solares porque co alternador non podiamos ter nin unha neveira, así que nos animamos», relata José. El matrimonio contactó con la empresa On+ Soluciones Energéticas, del viveirense Diego de Bartolomé, y que también tiene sede en Madrid, y contrató una instalación solar fotovoltaica aislada de red con cuatro paneles de 450 Wp (vatios pico), un inversor-cargador de 3 kilovatios y dos baterías. «Estamos contentísimos porque pegamos cunha xente formar que cumpriu co que dixo. No caseto temos unha habitación, un baño e unha cociña e agora podemos pasar moito máis tempo nel porque temos neveira, televisión, ordenador... De abril a setembro, ás doce do día as baterías están a tope», indica José.

«Cando era neno o sol estaba para quentar e para as plantas, pero pensar que ía producir luz era impensable», José García Cordido, vecino de Burela de 70 años

El hombre reconoce que los días que no hay sol las baterías tardan más tiempo en cargar, pero acaban haciéndolo. «Se fora agora, poñería seis placas en lugar de catro», comenta, e indica que el presupuesto del proyecto ascendió a 4.300 euros. «Pero aí entrou todo. Tanto as placas como a man de obra. Empezaron un día ás oito da mañá e acabaron ás nove e media da noite. Unha marabilla», concluye.