La guardiana en A Mariña del emblemático «escornabois»

CERVO

Mari Carmen Vale
Mari Carmen Vale CEDIDA

Mari Carmen Vale anota como voluntaria la evolución de este animal, el escarabajo más grande de Europa, para un proyecto a nivel continental

26 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Vacaloura. Escornabois. Escornavacas. Carouca. Son algunos de los nombres con los que se menciona en Galicia al ciervo volante (lucanus cervus), considerado el escarabajo más grande de Europa. La cantidad de denominaciones que tiene este insecto habla de su arraigo en la cultura popular gallega. A su imponente cornamenta se le atribuían poderes de protección contra males como el raquitismo y antiguamente solían utilizarse los cuernos de amuleto. Otrora abundante, este animal está hoy en declive y se le considera especie protegida. A su custodia se dedica un programa a nivel europeo, «Stag Beetle Monitoring Network Scheme». Desde A Mariña, y a través de la asociación Grupo Naturalista Hábitat, contribuye a la obtención de información una voluntaria, Mari Carmen Vale.

Nacida en Celeiro aunque residente en San Cibrao, Vale es la «guardiana» de un transecto de unos 500 metros en O Guioncho, en la parroquia cervense de Lieiro. En este tramo estandarizado se dedica a observar a la especie, anotando el número de individuos contemplados y el contexto en el que fueron localizados, sea posados, en vuelo, muertos o en cópula. También se anotan valores como la humedad del aire, la temperatura o el tipo de fauna y flora, ya que los científicos entienden que la disminución de las poblaciones se debe en gran medida a la pérdida de hábitat.

Los recorridos son al ocaso. Vale custodia este transecto desde hace cuatro años, con un mínimo de seis salidas por ejercicio. Con los datos y fotografías que proporciona a nivel local contribuye a la construcción de un mapa europeo del escornabois. «Galicia tiene mucho peso, y hay muchos tramos estudiados en A Coruña», explica.

«Durante los tres cursos anteriores, y también en este, van anotados en O Guioncho ejemplares prácticamente en todas las salidas realizadas, lo que es muy satisfactorio y esperanzador», precisa.

Ejemplar macho
Ejemplar macho CARLOS RUEDA

Aunque aclara que no es bióloga, Vale entró en contacto con este mundo a través de la Escola de Naturalistas del Grupo Naturalista Hábitat, que proporciona formación a aficionados para divulgar el conocimiento que la ciencia extrae y para que contribuyan al cuidado de las especies. Espera que en breve otra residente en A Mariña se incorpore a la agrupación y pueda ampliarse el seguimiento del ciervo volante a otro tramo de la costa lucense, en este caso en Río Covo.

Desde el Grupo Naturalista Hábitat, fundado en 1979 en A Coruña, Manuel Cernadas explica que «este proxecto a nivel nacional está coordinado pola Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que está supervisando a elaboración dos censos de lucanus cervus. Nós levamos nisto desde o ano 2016. Todos os anos achegamos os datos de todos os transectos galegos», expone.

En siete años, la asociación lleva 47 visitas. Actualmente hay nueve transectos activos, «e pasamos de documentar uns 20 por cada un dos tramos a unha media de cen», dato que muestra que los métodos se están perfeccionando. Además de las visitas, se recogen datos esporádicos que cualquiera puede aportar a partir de cumplimentar un cuestionario.

Cernadas señala que, al contrario de lo que pueda pensarse, la distribución del escornabois no es homogénea en toda Galicia. «Hai zonas da Costa da Morte ou da Terra Cha onde non temos claro se queda ou non», concreta.

Para Cernadas, la contribución de los aficionados es esencial para el conocimiento. «O campo que se chama a ciencia cidadá está a abrir moitas posibilidades e a colaboración das persoas á hora de facilitar datos é fundamental para o coñecemento da natureza», subraya.

Sobre los datos recogidos, argumenta que para que puedan tener una validez científica su compilado debe ser consistente durante años. Una de las hipótesis que barajan los especialistas es que la eucaliptización pueda estar en parte detrás del retroceso en las poblaciones del escornabois, que se alimentan de madera descompuesta de roble o castaño.