Mondoñedo fue la segunda ciudad gallega que tuvo alumbrado público

MARTÍN FERNÁNDEZ MONDOÑEDO / LA VOZ

MONDOÑEDO

ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE MARTÍN FERNÁNDEZ

Iluminó sus calles en 1893, solo cinco años más tarde que Pontevedra

21 jun 2021 . Actualizado a las 16:37 h.

El primer alto horno de España se levantó en Sargadelos y la primera central hidroeléctrica de Galicia, en Viloalle. Y Mondoñedo fue la segunda ciudad gallega, tras Pontevedra, con alumbrado público en sus calles. La industria, la modernidad, el progreso, fueron signos de identidad de A Mariña. Hoy también lo son pero precisan apoyos y no escollos. Galicia es más que una transitada calle entre Guísamo y Tui...

La electricidad llegó a Galicia a fines del Siglo XIX a través de experimentos vinculados a actos y efemérides. En el año 1885, Alcolea —profesor del Seminario de Mondoñedo, luego Arzobispo de Santiago— hizo uno para recibir al obispo Cos y Macho. Desde un balcón, iluminó la Plaza de la Catedral mindoniense con un gran foco. El impacto fue tal que un ingenuo monaguillo exclamó: «¡Qué cousas fai el Señor: pon aquí o lume e alá o resplandor!».

Por aquellos días, las ciudades se iluminaban con gas. La primera instalación de luz pública fue en Pontevedra en 1888 bajo el impulso del Marqués de Riestra. Fue la primera ciudad gallega —y la 2ª española, tras Girona— en ver lucir 250 lámparas incandescentes en las calles Michelena y Oliva. Una caldera alimentaba desde la Plaza de la Verdura tres máquinas de vapor acopladas a sendos dinamos Gramme de 25 CV cada uno.

La iniciativa hizo que algún empresario instalara turbinas hidráulicas para generar electricidad, garantizándose antes contratos para iluminar alguna población. Ese fue el caso de la primera central hidroeléctrica de Galicia: la de Viloalle.

Electricista Mindoniense SA

Su origen está en un contratista berciano, Francisco Armesto Vinuesa, que explotaba la cantera de mármol de Sasdónigas con energía hidráulica. Advirtió de las posibilidades de Viloalle al farmacéutico de Villafranca del Bierzo, Jesús Adrán, que, en 1892, llegó a Mondoñedo para decidir la ubicación en un desnivel de 14 metros del río Tronceda, en A Fervenza-Porto de Bois. Compró una finca, construyó dos edificios, instaló una turbina de 70 Cv. y una dinamo Oerlikon de 32 Kw y comenzó con el cableado.

Luego constituyó —con 24 comerciantes, indianos, maestros, boticarios, rentistas… y un capital de 80.000 pesetas— la Electricista Mindoniense S.A. para explotar la central.

Eran las fuerzas vivas de una ciudad que leyó el futuro y que, por primera vez en su historia, chocó con la figura «sociedad anónima» y supo subir a ese tren. Al año siguiente, 1893, Mondoñedo era ya la segunda ciudad de Galicia con alumbrado público en sus calles.

Alberte Martínez en su La electrificación de Galicia dice que luego vino el de Lugo, en 1894, con los hermanos Carro y la Banca Soler y el de Santiago con la Banca de Olimpio Pérez; en 1895, Ferrol, Ourense, Ponteareas. Más tarde Betanzos, Carballiño, Monforte, Tui, Vigo y Viveiro, en 1896, de la mano de José Barro.

La primera central hidroeléctrica y el tranvía a Ribadeo

En 1897 se daba la paradoja de que ciudades que disponían de suministro eléctrico —Pontevedra, A Coruña, Ourense, Ferrol o Vigo— lo recibían de fuentes térmicas, mientras que las villas que lo tenían —Mondoñedo, Tui o Monforte (extensión de Electricista Mindoniense)— lo hacían de fuentes hidráulicas. A menudo, estas empresas eran dirigidas por ingenieros militares, como sucedió en la mindoniense Hidroeléctrica de Tronceda con el teniente Ramón Ingunza y Lima.

Esta firma —que sustituyó a Electricista Mindoniense— fue creada en 1906 por un grupo madrileño capitaneado por Fernando Sartorius, Conde de San Luis, para explotar el salto de Viloalle y dar fuerza al tranvía que debía unir Rábade con Ribadeo. Era un proyecto impulsado por Sartorius, el Duque de Tetuán, el ingeniero Honorio Hernández y el diputado Soto Reguera. Querían llevar la red ferroviaria A Coruña-Lugo-Madrid hasta A Mariña, entonces en expansión económica por las exportaciones de hierro. La empresa sufrió varias vicisitudes tras fracasar el negocio del hierro y quedó, al final, en manos de Teodoro Vega, según la asociación Buxa.

La capacidad de Tronceda estaba infrautilizada aunque suministraba luz a Villalba, Lourenzá y Ribadeo y distribuía por A Terra Chá. En 1915, se creó en Lugo la Transportadora de Tronceda participada por un ingeniero belga y pudientes lucenses para construir una línea que convirtiera la Hidroeléctrica en vendedora de fluido a una capital que sufría problemas crónicos de suministro. Comenzaron un tendido entre Viloalle y Lugo y lo terminaron en 1931.

Entonces Vega canalizó la energía del salto a la Eléctrica Lucense y la vendió al Grupo Gallego, de A Coruña, por 290.000 pesetas y el compromiso de reconocer como zona exclusiva de Tronceda la de Vilalba, Mondoñedo, Lourenzá y Ribadeo. Pero ese año tambtambién surgió en Luarca Barras Eléctricas, ligada a Electra del Viesgo y al Banco de Vizcaya que, al final, absorvió la zona norte de Lugo.

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 Una conservera de Celeiro, la de mayor consumo de la comunidad

La fábrica de conservas de Alonso e Hijos (Palacio de Oriente), de Celeiro (Viveiro), fue la de mayor consumo eléctrico de Galicia en los primeros años del siglo. Compró, entre 1926 y 1930, un promedio anual de 7.967 kwh, según explica Xoán Carmona Badía en su libro La formación del sistema eléctrico gallego, publicado por Gas Natural Fenosa.

En ese tiempo, Celeiro contaba con siete fábricas de pescado que daban trabajo a 500 personas y tenía situación óptima para el consumo de fuerza motriz eléctrica ya que, de un lado, su reciente instalación las hacía menos dependientes de necesidades de amortización y, de otro, disponían de electricidad en buenas condiciones. Una de las siete (Alonso) marcaba el máximo de consumo eléctrico, por ser la mayor y la más reciente, habiendo estado además su construcción encargada a un contratista especial, el dueño de la central eléctrica que suministraba el fluido, José Barro.

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Una charla, un área recreativa y etnográfica y una fábrica recuperada

El Concello de Mondoñedo llevó a cabo en los últimos años una decidida actuación para rehabilitar y poner en valor la antigua fábrica Electricista Mindoniense SA y su entorno. El próximo domingo 4 de julio tendrá lugar una romería en el área recreativa de A Fervenza-Viloalle con un xantar de confraternidade para inaugurar un nuevo merendero, desarrollar juegos populares y girar una visita al Centro de Interpretación de la antigua fábrica da luz. Previamente, el sábado 3, en el Auditorio de Mondoñedo habrá una charla coloquio sobre ella y sobre el proyecto museístico Espazo Leiras en la que intervendrán la diputada Elena Candia; el director técnico de Nexia Renovables, Enmanuel Lázaro; el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, Felipe Debasa; el escritor Ramón Reimunde; y el escritor y periodista Ramón Pernas.