Iñaki Gaztelumendi: «A Mariña no está masificada, pero es un buen momento para tomar medidas y evitarlo»

O VALADOURO

Iñaki Gaztelumendi
Iñaki Gaztelumendi CEDIDA

Consultor estratégico en turismo y asesor de la ONU en esta materia, participará el miércoles en el foro que organiza la mancomunidad

30 sep 2025 . Actualizado a las 19:54 h.

Consultor estratégico en el sector turístico y asesor de la ONU en este ámbito, Iñaki Gaztelumendi es uno de los expertos que participarán este miércoles en O Valadouro (desde las 9.00 horas, en la casa de la cultura), en el primer Foro de Turismo e Sostibilidade que organiza la Mancomunidade de A Mariña.

—¿Cuáles son las tendencias globales en cuanto al turismo?

—Hemos visto un crecimiento explosivo en las últimas décadas, el turismo se ha convertido en una de las fuerzas que más moviliza la economía, lo que también acarrea consecuencias significativas a nivel económico, social o medioambiental.

—¿Qué retos presenta ese crecimiento del sector?

—Uno de ellos es el sobreturismo, la congestión del territorio y la convivencia de los visitantes y los vecinos, cómo se conserva el medio natural cuando aumenta el consumo de estos recursos. Tenemos que ser conscientes no solo de los aspectos positivos del turismo, en términos de creación de riqueza o empleo, sino también de la presión que soportan las sociedades de acogida. Es también relevante abordar cómo se distribuyen los beneficios: cuáles son los efectos en el mercado laboral, cómo se puede conseguir que los trabajadores del ramo tengan mejores salarios y menor temporalidad. Y todo ello agravado por lo que para mí es el gran desafío a futuro, el cambio climático. Los destinos van a tener que modificar sus dinámicas porque el calentamiento global va a afectar a su naturaleza.

—¿Cuáles son las claves para que un destino turístico sea exitoso pero a la vez sostenible?

—Es importante tener una estrategia, una idea consensuada entre los distintos actores: Administraciones públicas, empresas, trabajadores. Uno de los retos tiene que ver con el control de los usos turísticos: el uso del espacio público, el alojamiento y las viviendas de uso turístico... La digitalización genera un conjunto de retos pero también de herramientas para poder encontrar soluciones, en lo relativo a los flujos de visitantes, ofreciendo información en tiempo real, o en cuanto a la segmentación de los públicos objetivos. Otro punto es la sensibilización de la población: debe ser consciente de lo que puede aportar el turismo, pero su voz tiene que ser escuchada.

—Habla de cinco des.

—Desestacionalización, descongestión, diversificación de oferta turística y el deluxe tourism, la capacidad para atraer a la clientela de calidad, con un gasto medio elevado y respeto por el territorio. Son los ingredientes a agitar en la coctelera.

—Hace hincapié en el papel de las Administraciones.

—Que haya política pública en torno al turismo es esencial. Aquí ha faltado, se concibió el fenómeno turístico como un elemento de mercado, de oferta y demanda, pero se descuidó ver el turismo como una pieza fundamental de la gobernanza pública, un elemento transformador tremendo que por tanto debe también ser regulado. Una parte de los recursos que demanda el turismo los son de todos: calles, parques naturales, monumentos, playas... Tiene que haber una función reguladora, también para fomentar lo positivo.

—Se dice que la pandemia impulsó A Mariña en detrimento de otros destinos más masificados o con temperaturas más extremas. ¿Es así?

—Claramente. Hay análisis estadísticos que confirman que las comunidades autónomas del norte son las que más crecen desde el 2020. Y ese es un movimiento tectónico. La cuestión es cómo lograr que los lugares que no están masificados y se benefician de ello, no lo estén en el futuro.

—En esa tesitura, ¿la comarca está en un momento clave?

—A Mariña no tiene un problema de sobreturismo, pero está en un momento excepcional para tomar medidas y evitarlo. Por playas, temperaturas, por gastronomía, por tener algunos de los principales recursos turísticos toda Galicia o iconos culturales de la comunidad como es Sargadelos, la costa lucense es muy atractiva dentro de este contexto de cambios en el consumo, siendo muy adecuada para la clientela que busca meses valle. Esta comarca representa un poco la esencia gallega que, quizá, mucha gente tiene idealizada: paisajes verdes, el mar... A futuro va a seguir de moda, porque tendemos a pensar que los destinos que están un poco más alejados pueden tener un hándicap, pero hay turistas que buscan ese tipo de, por así decirlo, «periferia». Gente de cierta edad, con tiempo y recursos. Es hora de que las Administraciones públicas, el sector y la población acuerden cómo se va a gestionar ese crecimiento y hacerlo compatible con la vida de la gente.

—Concellos con una gran población flotante en verano sufren en A Mariña para suministrar servicios: agua, recogida de residuos, seguridad, socorrismo...

—Ese es uno de los temas clave. La financiación es fundamental en la gestión de los destinos. Ponemos el foco en la tasa turística y yo la defiendo: funciona en todo el mundo, los turistas suelen ser receptivos y muchos Ayuntamientos turísticos no se podrían sostener sin ella. Esa es una herramienta, pero las Administraciones supramunicipales tienen que apoyar a las locales, que a veces están infradotadas.

—Otro tema central son las viviendas de uso turístico (VUT). Se multiplican al tiempo que mengua la oferta del alquiler anual.

—Es cierto que han crecido de forma explosiva. Cada destino debe establecer en su plan urbanístico cuántas VUT caben y cuántas no. Pero siendo defensor de la regulación, creo que este no es el gran problema de la vivienda en España: se ha construido poca y necesitamos más, sobre todo orientada a los jóvenes.