
El sábado por la tarde la alarma saltaba en Ribadeo. Sonaban sirenas y una intensa humareda salía de la parte posterior del antiguo hotel Ribanova, en pleno centro de Ribadeo, en la calle San Roque, junto a las Cuatro Calles. Las llamas crecían por las galerías posteriores y avanzaban sin freno hacia el tejado. Un riesgo radicaba en que llegasen al edificio medianero, si bien este estaba deshabitado. Obvia decir que Ribadeo, un sábado de agosto por la tarde, estaba lleno de gente. Y toda esa gente lo que vio fue la intervención de los equipos de emergencias y de las fuerzas de seguridad que acudieron de inmediato, desde Protección Civil de Ribadeo y personal municipal hasta la policía local, la Guardia Civil, servicios de Urxencias Médicas (aunque no fue precisa su intervención) y los bomberos de Barreiros. Hay que decir que cuando estos últimos llegaron se contagió un cierto alivio. La actuación fue coordinada y se prolongó durante horas, hasta entrada la madrugada. Los bomberos volvieron por Ribadeo a lo largo del domingo refrescar el inmueble y el lunes montaron un retén permanente.
La felicitación es para todos ellos (y a los que podamos omitir y que también colaboraron en el operativo), por el trabajo realizado, una labor que durante varios días pudieron ver centenares de personas, sucediéndose los elogios. Ardió el Ribanova, era imposible evitar que no lo hiciese, pero pudo ser mucho peor. Y si no lo fue hay que agradecérselo a todos los que sumaron fuerzas para evitarlo. Enhorabuena.
Hay que decir que este despliegue, todo este trabajo, se desarrolló ante gran cantidad de público que se congregó a lo largo de los días junto al edificio que ardió. Pero hay muchas emergencias, muchos operativos que pasan desapercibidos siendo igual de importantes. Reclamar que se mantengan y potencien todos estos servicios públicos es obligación de todos. Por la cuenta que nos tiene.