«En Lugo es más común poner cigala en las bodas, y en Viveiro lubrigante»

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

CARLOS CASTRO

El hostelero señala que solo en A Mariña organizarán este año 45 banquetes de boda

20 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

De afianzar la realidad del dicho «...y para comer, Lugo» llevan décadas encargándose negocios emblemáticos como el Mesón de Alberto, una de las empresas hosteleras con más pujanza en la provincia lucense. Desde 1975 dispone de un restaurante del mismo nombre en la Rúa da Cruz, en la ciudad amurallada, y desde hace unos años gestiona además los eventos que se organizan en el Pazo da Trave, en Galdo (Viveiro) y en la Finca de San Antonio, en Mondoñedo, como explica su actual gerente e hijo de los fundadores, Alberto García Fernández (Lugo, 1977).

-¿Qué es hoy en día el Mesón de Alberto?

-Un restaurante que está en el centro de Lugo y que defiende la calidad en el producto, un buen servicio en sala y la cocina tradicional gallega aprovechando la despensa tanto del mar como del interior de nuestra comunidad. Y siempre intentando dar un trato personalizado a los clientes buscando la calidad, aunque desde que mi hermano y yo nos fuimos incorporando también le fuimos dando nuestro toque.

-Sus padres pusieron en marcha un negocio que hoy está en manos de su hermano, Koki García, y de usted. ¿Siempre tuvieron claro que querían continuar en el sector o barajaron otras opciones?

-Desde siempre trabajamos en el restaurante en vacaciones, en fines de semana... Siempre nos gustó y teníamos claro que teníamos que formarnos antes de hacernos cargo de la empresa familiar. A mi hermano siempre le gustó más la cocina, que fue lo que estudió, y después se formó tres años en cocinas de toda España: en Cataluña, País Vasco, Andalucía... para luego incorporarse al restaurante. A mí siempre me gustó más la sala y estudié Administración y Dirección de Empresas. Aprendimos el oficio de la mano de nuestros padres trabajando mano a mano, y nuestra formación fue pensando en que nos íbamos a dedicar a la hostelería, que siempre nos tiró.

-¿Cuándo asumieron el relevo?

-En el 2014, cuando vendimos el Jorge I, el hotel que teníamos en Lugo. Ahí mi hermano y yo cogimos las riendas de la empresa y empezamos un nuevo modelo de crecimiento apostando por A Mariña, una zona que nos llamaba mucho, que nos gusta, y en la que vimos la posibilidad de crecer. Empezamos en el Pazo da Trave, donde gestionamos todos sus eventos, y en el 2017 abrimos la Finca de San Antonio en Mondoñedo. Este año entre los dos sitios haremos unas 45 bodas.

-¿A cuántas personas emplean?

-En Viveiro y en Mondoñedo, cuando hay eventos se contrata por días; el empleo es de personal fijo discontinuo; pero se crea riqueza porque funcionamos con la filosofía de buscar proveedores locales, tanto de productos como de servicios, en los lugares donde tenemos el salón de eventos. Trabajamos con las panaderías, las confiterías o las lavanderías de allí, por ejemplo. Y para el personal eventual de camareros, cocina y limpieza también contratamos personal local.

-Aunque la capital y la costa están a menos de cien kilómetros, ¿percibe diferencias al elaborar, por ejemplo, menús de bodas?

-Sí se notan las costumbres locales. Llevamos muchos años dedicándonos al tema de eventos y bodas e incluso los menús tipo, de mariscos, pescados y carnes, son diferentes en Viveiro, en Mondoñedo y en Lugo. Por ejemplo, en Lugo es más común poner cigala o camarón en las bodas, y en Viveiro lubrigante o percebe. En Viveiro hay más costumbre de tomar el marisco caliente, y en Lugo frío. Y en Lugo o Mondoñedo no verás una boda con merluza, por ejemplo, porque la gente se tira más al rape, cuando en Viveiro la llevan la mayoría, quizá por la influencia de Celeiro. Tú como hostelero te tienes que adaptar a cada sitio y estamos abiertos a todas las posibilidades.

Empresa familiar. El Mesón de Alberto fue fundado en 1975 en la Rúa da Cruz de Lugo por Alberto García padre. Más tarde se incorporó su mujer, Flor Fernández.

Relevo generacional. Tras la venta del hotel Jorge I, que habían comprado los padres, en el 2014 tomaron el relevo de la empresa hostelera los dos hijos: Alberto (servicio de sala) y Koki (cocina).

«Soy muy casero y el tiempo libre se lo dedico a la familia, a viajar y al fútbol, aunque a menos ritmo que antes»

Es sabido que el sector de la hostelería exige muchísimo sacrificio a quienes trabajan en él, como reconoce Alberto García, quien, pese a todo, se muestra feliz con su oficio. «En todos los sectores hay sacrificios, y en la hostelería trabajas cuando los demás se divierten y en horarios diferentes al resto del planeta, pero lo importante es que cuando trabajas en lo que te gusta se hace mucho más llevadero. Y tanto a mi hermano como a mí nos gusta y lo llevamos perfectamente», apunta.

-¿Cómo logran compaginar vida personal y profesional?

-Koki y yo estamos casados y tenemos hijos. Y tenemos tiempo para estar con ellos, con nuestra familia... Todo es cuestión de organizarse y de adaptarse. De que te guste tu trabajo y que te guste cuando estás, y que te guste disfrutar de tu tiempo libre cuando lo tienes. Nosotros tenemos el mismo tiempo de trabajo que en otros trabajos. Y aunque sí es verdad que en horarios diferentes a otra gente, nunca tuvimos problema en compaginar nuestra vida profesional con nuestra vida familiar.

-¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?

-Tengo una hija de 10 años, Cayetana, y soy muy casero, muy de mi niña, y el tiempo libre se lo dedico a estar con mi familia, a estar en casa, a viajar, que también nos gusta mucho, y a hacer deporte. También juego al fútbol [jugó en el CD Lugo y en el Sporting Pontenova, entre otros], aunque a menos ritmo que antes.

-¿Es fiel al Ángel Carro?

-Jugué en el Lugo y voy a todos los partidos cuando juega en casa. Además tengo la suerte de que tanto a mi mujer, Lorena, como a mi hija también les gusta y cuando podemos solemos ir juntos. Sino voy con los amigos.