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El hallazgo de un ancla del siglo IV certifica la navegación romana por la ría de Viveiro

VIVEIRO

Arganeo de la parte superior del ancla
Arganeo de la parte superior del ancla FEDAS

Solo hay catalogadas dos áncoras de hierro romanas en Galicia

18 jul 2023 . Actualizado a las 17:22 h.

La navegación romana en la ría de Viveiro está constatada por el estudio de la Historia. Así lo acreditan fuentes escritas, que aluden a una antigua localidad en Area que explotaba los recursos marinos de la zona en una fábrica para la salazón de pescado. Faltaba, sin embargo, alguna evidencia material subacuática de origen romano que contribuyese a certificar este hecho. Ha aparecido: arqueólogos encontraron un ancla que datan entre los siglos IV y V.

El ancla apareció en el fondeadero de Estabañón, durante la campaña arqueológica impulsada el verano pasado en la ría de Viveiro por la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas). Meses después, los arqueólogos han podido acreditar su tipología y a través de ella su cronología, que confirma la navegación romana en el estuario viveirense durante la época tardorromana.

El ancla, en un delicado estado de conservación, mide 1,80 metros
El ancla, en un delicado estado de conservación, mide 1,80 metros FEDAS

En la campaña aparecieron un molino romano y un ímbrice o teja curva, que «al ser hallados en un fondeadero están descontextualizados y por lo tanto no nos permitían establecer una cronología clara de su uso», explica Antón López, de la Fedas. Sí lo permite la ancla, de tipo Kapitan C, un modelo cuya principal característica es la caña redonda. El inicio de los brazos del ancla forman un ángulo de 90 grados. Está hecha en hierro y tiene 1,80 metros de longitud.

«En el noroeste peninsular sólo se conocen dos anclas de hierro romanas en toda Galicia, o al menos son las catalogadas por Patrimonio de la Xunta», indica López. La otra, de distinta tipología, fue encontrada en Bueu en el 2014, por el Club de Buceo Ons.

Su estado de conservación es «muy delicado», señala López, ya que «lo que nos queda es el negativo del ancla. Tiene fracturado uno de los brazos y las ostras se han adherido al hierro, muy diluido y que ya prácticamente no se ve», apunta.

Por ahora se desconoce a qué tipo de barco pudo pertenecer. «Los especialistas nos dicen que por su tamaño pudo ser el ancla principal de una embarcación pequeña o la secundaria en un buque, así que no lo tenemos claro», admite López.