Dos hermanas de Viveiro, Gervasia y Práxedes Carreira Salgueiro, mujeres pioneras de la masonería en España en logias de Madrid
VIVEIRO

Entre las gallegas también destaca Juana Díaz Ferrer, de Monforte, el primer caso conocido en el mundo de una mujer que ingresó en una logia, en 1891
18 sep 2023 . Actualizado a las 11:14 h.Aunque se dice que la Masonería no admite mujeres, éstas han participado en ella desde hace siglos. En Galicia, entre las pioneras, destaca Juana Díaz Ferrer, de Monforte, el primer caso conocido en el mundo de una mujer que ingresó en una logia en 1891. Y también dos hermanas de Viveiro y Foz, Práxedes y Gervasia Carreira Salgueiro, de la misma época, que el historiador Carlos Pereira descubrió en 2018 y reeditó hace poco en la revista Cornide de Estudios Coruñeses.
Las dos eran hijas del lucense Tomás Luciano Carreira Prado -hijo de José y María- inspector de Enseñanza, uno de los dos docentes -con Hermógenes Palacios- que iniciaron la Escuela Normal de Lugo en 1842 y presidente del Círculo de las Artes en 1863 y 1870. La madre era Concepción Salgueiro -hija de Cipriano Salgueiro- de Viveiro, ciudad en la que Tomás comenzó como maestro. Ahí nació Gervasia el 19 de julio de 1856 mientras que Práxedes lo hizo en Foz el 17 de diciembre de 1857 y fue bautizada en Lugo tres días después. Desde pequeñas participaron en el ambiente cultural pues su padre dirigía la sección de Declamación de la sociedad El Arte y era secretario de la Junta Provincial de Instrucció Pública de Lugo en 1875.
Práxedes fue una notable cantante que participaba en actos solidarios y benéficos que se celebraban en Lugo. En 1880, el pintor Leopoldo Villamil le hizo un retrato y años después el poeta Enrique R. Garrido le dedicó en Diario de Lugo el poema A Práxedes Carreira. En La Mariña. Según Pereira, su padre fue nombrado en 1885 Inspector de 1ª Enseñanza de Ourense y ella ingresó en la Escuela Nacional de Música y Declamación de Madrid. Al concluir los estudios, fue contralto de la Cía. de zarzuela Romero y Salas con la que actuó en pueblos y ciudades de España.
Livia y Amarilis
El padre, por influencias caciquiles, fue trasladado a Albacete. Y, coincidiendo con ese traslado, el 31 de octubre de 1890, tuvo lugar la iniciación masónica de las dos hermanas en la logia Ibérica Nº 7 de Madrid. Práxedes, con el nombre de Amarilis y Gervasia como Livia. Fueron las primeras mujeres en pertenecer a esa logia en la que «participaron en las tenidas en igualdad de condiciones que los hombres» y formaron parte de la Comisión de Beneficencia.
Según el Boletín Oficial del Gran Oriente Español de 1891, las hermanas solicitaron plancha de quite -el certificado de baja, voluntaria y provisional, que un masón demanda en su logia- al trasladarse a vivir con su padre a la rúa Orzán 90 de A Coruña. Ese año -uno después de su traslado a Albacete- al padre se le encargó la Inspección en A Coruña donde vivió hasta su muerte en 1897, a los 74 años. Sus dos hijas presentaron en 1898 ante el Tribunal de lo Contencioso un recurso contra Hacienda sobre derecho a pensión del Montepío como huérfanas de Tomás Luciano Carreira «inspector que fue de primera enseñanza»...

Clara Campoamor, Carmen de Burgos, la lucha por el sufragio y el mito del falso veto
Historiadores como Alberto Valín, Carlos Pereira, Alfonso Santos Alfonso, Xulio Prada o Xosé Manuel Suárez computaron cerca de 40 mujeres en logias de Monforte, Rivadavia, Ferrol, A Coruña, Verín y Vilagarcía a finales del XIX. Lo cual desmonta la opinión muy difundida de que la masonería no admite mujeres. Algo que es parcialmente cierto pero solo en sus ramas más conservadoras, que se autotitulan masonería regular y se subordinan a la masonería inglesa.
Las mujeres figuran en la Masonería desde hace siglos. En España, según el profesor Ferrer Benimeli, hay constancia documental de, al menos, 732 féminas iniciadas entre 1871 y 1939, el inicio del franquismo. Y hay dos ejemplos históricos bien relevantes: Clara Campoamor, masona y defensora de los derechos de la mujer en las Cortes Republicanas, y la periodista Carmen de Burgos, también masona, que dirigió la Cruzada de Mujeres Españolas que protagonizó la primera manifestación callejera pro sufragio de las mujeres en mayo de 1921 en Madrid.
La masonería es una institución que busca enseñar a pensar, liberar a sus miembros de cualquier prejuicio e inculcar el amor a la Sabiduría, la Belleza y el Bien. Enseña el respeto a los demás y a uno mismo y defiende la libertad absoluta de conciencia. Sus objetivos de libertad, igualdad y fraternidad son, aún, utopías necesarias. El historiador Carlos Pereira destaca, con acierto, que la masonería tiene dos componentes esenciales -«el perfeccionamiento como ser humano, para ser mejor persona y ciudadano, y el trabajo para el progreso moral de la humanidad»- que la hacen próxima, abierta y hasta necesaria para todas las personas.

Valle Hermoso de Monforte, primera logia del mundo en aceptar mujeres
Al hecho casi insólito de que dos mujeres de Viveiro y Foz formaran parte de una obediencia masónica a fines del XIX, se une otra llamativa circunstancia: la logia Valle Hermoso 77, de Monforte, fue el primer caso conocido en el mundo del ingreso de una mujer en la masonería.
Se llamaba Juana Díaz Ferrer y se incorporó en 1891, a los 21 años, a la logia monfortina con el nombre de Mariana. Según el profesor Albreto Valín, lo hizo cuatro años antes de que entrasen mujeres en Le Droit Humain, de París, considerada la primera logia mixta del mundo. Su padre era Antonio Díaz Prado, un teniente destinado en la villa, y de Luisa Ma del Pilar Ferrer Pizarro. Él era masón, miembro de las logias Pílades 242 y Valle Hermoso 77, heredera de la anterior. Ejerció como Obrero, Gran Maestre y Venerable Maestro con el nombre simbólico de Andorra. Su hija Juana fue Obrera en Valle Hermoso 77 y Limosnera y 2ª Vigilante en la Gran Logia Provincial. El boletín del Gran Consejo General Ibérico publicó, en 1892, para admiración de masones del mundo, la coincidencia de padre e hija en la misma asamblea.
En Galicia, entre los siglos XVIII y XX, existieron cerca de 130 logias masónicas diferentes que dejaron huella a través de figuras como Curros, Casares Quiroga, Fontenla Leal, Anxel Casal, Portela Valladares, Manuel Becerra, Lugrís o Barcia Trelles. En Lugo -según Alfonso Santos Alfonso- las logias masónicas aparecen a fines del XIX: en la ciudad, Estrella Galaica (1875) Moreto 230 y Agustiniana 74 entre 1887 y 1889 y Lucus 5 en 1936, Capítulo Provincial, Luz de Lugo y Lucus 5. En O Saviñao, Triángulo de Redención. En Pantón, Triángulo Lealtad. En A Pobra de Brollón, Triángulo Deus, Frates, Galicia. En San Clodio, Luz del Sil. En Villaesteba, Triángulo de Redención.
En Mondoñedo, Vallibria Redempta en 1892. En Monforte, Pílades 242, Unión, Gran Logia Provincial y Valle Hermoso. En As Nogais, Idea 171. En Rubián, Augusto 260 y Marqués de Santa Marta. En Viveiro, Fraternidade Humana 75 en 1933. En O Vicedo, Hijos de Hiram en 1933. Y en Ribadeo, La Perfección (1873-1877 y La Fortaleza (1891-1894).