Los hermanos Emilio y Francisco Ramos, de 75 y 67 años, siguen junto con tres de sus hijos al frente de uno de los negocios automovilísticos más conocidos de A Mariña: Autos Ramba, en Viveiro
13 ene 2024 . Actualizado a las 11:25 h.Cuenta Emilio Ramos Pardo, de 75 años, que él y su hermano Francisco, de 67, han estado «sempre unidos». Tanto en la vida como en los negocios. Y esa conexión ha dado como fruto Autos Ramba Hermanos Pardo, el taller que fundaron en 1978 en A Arredoada, un núcleo de Viveiro pegado a la LU-540, en el límite con Ourol. Una empresa que actualmente cuenta con 8 empleados en la que también trabajan tres de sus descendientes: Emilio (hijo de Emilio), Adrián y Joaquín (hijos de Paco). «Se hai quen o faga, futuro hai porque traballo hai moito», sonríe Emilio, que revela que en este momento, cuando están a punto de cumplirse 46 años desde el nacimiento de la empresa, podrían asumir hasta «un 40%» más de carga de trabajo. «O problema é a falta de persoal, e sobre todo de persoal cualificado. Poderíamos contratar de 3 a 4 persoas máis, pero non hai xente», lamenta un empresario hecho a sí mismo.
Emilio Ramos recuerda cómo sus padres eran labradores en A Arredoada, pero tanto él como su hermano siempre soñaron con montar un negocio propio. Él comenzó a trabajar cuando tenía 16 años con un pintor en la calle Alonso Pérez. «Logo pasei a Talleres Castelo, no Río dos Foles, onde había chapa e pintura», añade. De vuelta de la mili en Cáceres, se animó a abrir un garaje de compra-venta de vehículos usados. Corría el año 1975. «Daquela vendíase bastante ben», afirma. Tiempo después, ya con su hermano, crearon el germen de la empresa actual. Y lo hicieron en su lugar natal. «Cartos non había, pero tiñamos moitas ganas de traballar. Empezamos cunha nave de 100 metros cadrados e fomos aumentando», relata el emprendedor. Tras asumir la representación de la General Motors (entonces Opel) como punto de venta, vivieron una época en la que fueron ampliando servicios e instalaciones. Más tarde tuvieron la marca Fiat, y actualmente tienen la representación de Citröen para venta de coches nuevos y usados. También se ocupan de la recogida de coches y de reparaciones en general. Para eso cuentan con servicios de carrocería (chapa y pintura) y mecánica.
«Estamos nun momento moi malo para o sector comercial do automóbil. Ata o punto de que a xente xa non sabe que tipo de coche comprar», Emilio Ramos Pardo, cofundador de Autos Ramba
Tienen un pintor, un chapista, dos mecánicos y dos personas de administración. Con esta plantilla dan servicio a clientes que van desde Burela hasta Ortigueira, en un radio aproximado de 60 kilómetros. Autos Ramba cuenta también con un depósito de desgüace de coches de unos 130 metros cuadrados. En él llevan a cabo descontaminaciones de coches, extrayéndoles líquidos, filtos o ruedas, entre otros elementos. «Logo vén unha máquina e prénsaos. Á venda de pezas de desgüace non nos dedicamos por falta de persoal», completa Ramos Pardo.
Realizan más de 3.700 asistencias de vehículos al año para diferentes aseguradoras
Uno de los servicios destacados que ofrece Autos Ramba es el de grúa permanente, las 24 horas los 365 días del año. Según detalla Emilio Ramos, la empresa, cuya sede está en A Arredoada, trabaja actualmente para todas las compañías aseguradoras excepto para Mapfre, que cuenta con vehículos propios. Al año realizan más de 3.700 asistencias en todo tipo de incidencias, aunque los accidentes de tráfico y las averías son las más habituales. «Temos sete plataformas diferentes en función do tipo de vehículo que haxa que remolcar», apunta, e indica que el servicio cubre una extensión geográfica muy amplia. Entre Muras y hasta Burela, y luego hasta Ortigueira hacia Ferrol. Aunque son contadas las ocasiones en las que pasan de O Barqueiro, en Mañón.
Hay relevo
Forjados a sí mismos como empresarios, Emilio y Francisco Ramos Pardo están orgullos de que tres de sus vástagos lleven años implicados de lleno en sacar adelante el negocio familiar. «Naceron aquí, medraron aquí e formáronse para traballar nisto», comenta Emilio, quien señala que el principio fue lo más «duro». «Daquela faltaban a parte económica e os coñecementos, pero había moitas ganas de traballar e con iso fomos amañando todo», resalta.