Una viveirense al límite: su madre, de 88 años, encamada sin la asistencia concedida, y su padre, de 99, en silla de ruedas

Hermelina tiene 88 años y su marido, Óscar, cumplirá 100 en agosto. Aunque ahora residen en As Pallaregas, en Covas (Viveiro), son originarios de Cabanas (O Vicedo) y llevan casados 62. Hasta que se jubilaron, él siempre trabajó fuera, reparando carreteras o pinchando madera, mientras que ella compaginó la crianza de dos hijos con el cuidado de la casa y la labranza, atendiendo cuatro vacas y elaborando sabrosos quesos frescos que luego vendía en el mercado semanal de Viveiro. Pero hace algo menos de una década, la mujer sufrió un ictus que cambió por completo la vida de esta pareja cuya máxima felicidad era, y todavía sigue siendo, «estar xunta», como destaca su hija, Maricarmen González García, quien denuncia que su madre, que también padece alzhéimer y tiene reconocida la dependencia en grado 3, lleva alrededor de seis meses encamada sin recibir el total de la asistencia domiciliaria que tiene concedida por la Xunta de Galicia.

«Ata o mes de novembro, miña nai tiña unha hora e vinte minutos de asistencia domiciliaria pola mañá, e pola tarde ía ó centro de día de Celeiro [de titularidad autonómica y gestionado por Cruz Roja], pero ó ver que empeoraba tanto decidín sacala para deixala na casa. Foi entón canto solicitei que as horas que ía ó centro [4,5 horas diarias] llas cambiasen por asistencia no domicilio, como establece a lei. É unha ampliación, un trámite. Chamei ós servizos de Dependencia de Lugo para informarme sobre o caso e foron moi amables, pero parece que a solicitude está no caixón, que a lista de espera é enorme, aínda que non lle vexo tanta complicación porque a dependencia está concedida desde hai moitos anos», expone Maricarmen, que no da abasto.

«Necesito axuda, eu non podo soa», sostiene, y habla, por ejemplo, sobre lo complicado que es mover a su madre, que ronda los ochenta kilos de peso, varias veces al día para sentarla un rato o asearla, incorporarla para que coma... Sin contar los imprevistos y las dificultades que surgen con mucha frecuencia cuando su madre se indispone físicamente o simplemente se enfada porque no quiere comer. «E non a quero ter sempre na cama porque senón empeoraría», indica.

«A xente dime: ‘Cóidate ti!’, pero en que momento o podo facer se estou as 24 horas do día os 365 días do ano?», Maricarmen González, tiene a sus dos padres dependientes

Con 99 años cumplidos, su padre también depende de ella para casi todo. Especialmente desde que el verano pasado rompió la cadera tras sufrir una caída. Un accidente doméstico que ahora lo obliga a desplazarse en silla de ruedas. «De cabeza está moi ben. Está ó tanto de todo o de agora. Aínda estes días estivo seguindo as noticias do papa Francisco, de León XIV..., pendente das fumatas..., e axúdase moito. É moi voluntario para axudarse», reconoce con una sonrisa Maricarmen, a quien no le gustaría tener que ingresar a sus padres en una residencia. Especialmente porque sus dos progenitores tienen reconocida la dependencia desde hace tiempo, un derecho cuyo objetivo es facilitar que las familias puedan atender a sus mayores dependientes en casa.

Política Social

Maricarmen trabajó durante más de veinte años en un almacén de Viveiro, pero pronto sus padres quienes empezaron a precisar ayuda continua. «Foron autónomos e viviron sós ata que se fixo imposible seguir así e os trouxen vivir comigo», relata una cuidadora que lamenta que las administraciones públicas dejen «en palabras baleiras» lemas como el de «coidar do coidador». «A xente dime: ‘Cóidate ti!’; pero en que momento o podo facer?», reflexiona esta viveirense que lleva más de dos años centrada en atender a sus padres las 24 horas del día los 7 días de la semana. Sin respiro.

La Voz de Galicia ha solicitado información a la Consellería de Política Social en relación con el caso, aunque al cierre de esta edición no había obtenido respuesta.

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