El origen del San Roque de Viveiro: de la peste a la fiesta y una gran promoción con artistas y cupletistas, famosos «de la época»

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

Carlos Nuevo Cal, cronista oficial de Viveiro, en la Porta de Carlos V, emblema de la ciudad
Carlos Nuevo Cal, cronista oficial de Viveiro, en la Porta de Carlos V, emblema de la ciudad XAIME RAMALLAL

El cronista oficial, Carlos Nuevo Cal, ha realizado un trabajo meticuloso cuajado de referencias históricas y anécdotas

11 ago 2025 . Actualizado a las 11:38 h.

Las fiestas son algo extraordinario, el mejor reflejo de un pueblo a nivel social, económico, cultural... «Son unha espita ós momentos duros. O momento no que nos vestimos dun xeito diferente, no que comemos e bebemos ás veces en exceso..., porque se rompe o ritmo diario dos traballos. Son días de excepcionalidade nos que a música ten tamén un papel fundamental», resalta el cronista oficial de Viveiro, Carlos Nuevo Cal, que este lunes, 11 de agosto, a las 20.00 horas en la Biblioteca Municipal, presentará el libro San Roque, a peste, a cólera e outras enfermidades. A orixe das festas patronais de Viveiro. Editada por Gráficas Lar de manera personal por el cronista, la publicación cuenta con el amparo del Seminario de Estudos Terra de Viveiro y presenta un meticuloso trabajo multidisciplinar cuajado de referencias históricas y anécdotas que prueban la «alegría de vivir» que desde siempre, y pese a épocas de grandes dificultades, con epidemias como la peste negra y la bubónica, el cólera o la gripe de 1918, en las que murieron cientos de vecinos, se respira en la ciudad del Landro.

El libro arranca con un momento de alarma. Corre 1569 y la peste negra, que había entrado en Galicia por Betanzos, arrecia en Celeiro, por lo que el centro de Viveiro redobla las precauciones cerrándose y aislándose del exterior. Fija normas como desinfectar el dinero con vinagre, echar a los forasteros pobres o extrema el cuidado «coa xente que trae peixe a vender» y el control del lazareto de los leprosos, en el actual San Lázaro. Sin embargo, en 1572, la peste accede finalmente al interior de la villa (se cree que por un clérigo francés que llegó infectado a una posada) y los muertos se cuentan por decenas. Pobres y ricos. Entre ellos, próceres como Juan Ares Vizoso, dueño de la Casa da Torre, la vivienda más antigua de Viveiro (antiguo pub Kiev), o Juan Dutton, señor el Pazo de Grallal. Y en torno a esa época los viveirenses comienzan a encomendarse a San Roque como santo «protector»: un francés de Montpelier, de familia pudiente, que en el siglo XIV dejó una vida de comodidades para errar «curando a todo tipo de apestados».

Prueba del aumento de esa devoción es que entre finales del XVI e inicios del XVII (la fecha no se ha podido concretar) se construye una pequeña capilla en la cima del monte que desde entonces lleva su nombre, y comienza la romería y la peregrinación que se mantiene hasta hoy. Un lugar que, en palabras de Nuevo Cal, es «sagrado, máxico» por su ubicación tras el Penedo do Galo, por donde sale el sol, y frente a la Cova de San Xoán Vello, «gran santuario mariñeiro desde tempos prehistóricos». También junto a una importante vía que conectaba Ourol con Xove y Cervo. Además, San Roque es el gran acuífero de Viveiro: donde nacen sus principales manantiales. En 1680 el Concello sufraga un altar en la iglesia conventual de San Domingos (desaparecida) en honor a los santos patrones: San Roque y Santo Tomás Apóstol. La fiesta comienza a celebrarse un solo día, el 16 de agosto, con procesión, misa y comida para las autoridades, aunque la duración de los festejos fue aumentando. En tiempos llegó a haber incluso toros y uno de sus grandes promocionadores fue Nemesio Barreiro, fundador del Teatro Pastor Díaz, mayordomo de San Roque, y que subía al monte a artistas y cupletistas que actuaban en su teatro, «famosos» de la época» como Malvar Vidal o Mercedes Marín, entre otros.