«Siento orgullo por lo conseguido y pena por los que no están»

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

La portavoz de las madres contra la droga fue protagonista de la batalla contra Oubiña

11 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Esa misma fuerza en la mirada y en el gesto. La que tenía el 13 de diciembre de 1994, cuando las madres contra la droga -las locas, se les llamaba entonces- aporrearon la verja del pazo de Baión en la vorágine de la operación Nécora. La que quedó para la posteridad el 23 de julio del 2008, cuando se escenificó la toma de la propiedad ya en manos de Condes de Albarei. Y la que mantiene ahora, con 65 años pero con las mismas ganas de dar batalla. «No le dejamos marchar», decía ayer Juan González, que junto con Elvira Rivas llevan las riendas de la fundación y de la asociación Érguete. Juan acompañó a Carmen Avendaño a Vilagarcía para visitar en la calle Rey Daviña la exposición de las mejores portadas de La Voz que se montó con motivo del 130 aniversario del periódico y que ahora se muestra en la ciudad arousana por el 25 aniversario de la edición local.

La fundadora de Érguete es la protagonista de una de las imágenes con más fuerza. Esa en la que abrió la verja del pazo de Baión para simbolizar que el patrimonio de los Oubiña revertía en la sociedad. Como quería Carmen. «Es un sentimiento contradictorio -reconocía ayer ante la foto- siento orgullo y pena a la vez; orgullo por lo conseguido y pena por los que ya no están». Por todos los hijos que se quedaron en el camino.

El barrio de Lavadores

Cuando Carmen se casó, en el año 1965, se trasladó al barrio vigués de Lavadores. Allí se criaron sus hijos y allí empezó ella su compromiso social al frente de la asociación de vecinos. Las drogas empezaron a hacer estragos, y ella lo sabía. Pero el detonante fue en el año 1982, «cuando mi hijo Jaime me dijo que lo ayudase, que estaba enganchado a la heroína». Entonces empezó la lucha, una batalla que no se limitó a los narcotraficantes, sino también a una sociedad que aún no había visto el problema. «Eran los primeros años de la democracia, y hasta algunos policías nos decían que esas eran las consecuencias de tanta libertad». Los drogadictos eran los ladrones, los violadores, y sus madres, que sabían que no eran más que víctimas, no sabían cómo ayudarles.

Así que se asociaron y crearon unidades terapéuticas para tratar a sus hijos, a la vez que iniciaron una campaña para luchar desde el punto de vista legal contra el narcotráfico. «Y con el tiempo todo dio sus frutos; que se reconociese la organización criminal, la ley de embargos de bienes, las redes de corrupción que llegaban a los partidos políticos... ». Y por supuesto, las manifestaciones en la calle y las denuncias concretas. «Dimos los nombres de 38 establecimientos de Vigo donde se vendía heroína. Sabíamos que nos podían denunciar, pero solo uno amenazó con hacerlo, y aún estamos esperando». Luego identificaron a los viejos contrabandistas que se habían pasado al tráfico de drogas y empezaron a señalarlos con el dedo.

Ahí empezó la historia con Oubiña y el pazo de Baión. «Oubiña se lo buscó él solo. Nos acusaba de que le habíamos arruinado la vida, y no fue cierto. Fue él con sus salidas de tono el que se puso en el punto de mira».

Y Érguete cogió el guante y convirtió el pazo de Baión en el emblema de la lucha contra el narcotráfico. Por eso tras su incautación y posterior subasta, tenía que ser ella la que abriese las puertas. «Fue una sorpresa, y yo no quería hacerlo, porque aunque la gente no lo crea, soy tímida».

Desde entonces han cambiado muchas cosas. Los drogadictos ya no son delincuentes, son enfermos. Los narcos son ahora los delincuentes, por eso han aprendido a esconderse. Pero aunque se ganen batallas, la guerra no acaba nunca. El consumo del hachís entre los jóvenes aumenta, y sobre todo, el del alcohol. «Las familias son muy permisivas con eso». Y sin olvidar la cocaína. «Cuando empezamos, ese fue nuestro gran error; nos centramos en la heroína y no le dimos importancia a la cocaína».

Y en cuanto al narcotráfico, la lucha es cada vez más difícil por la internacionalización de las bandas. «Pero el problema sigue siendo el mismo de entonces, el gran capital; ahora les van a legalizar el dinero y serán ellos los que nos dirijan».

carmen avendaño recuerda con la voz la recuperación del pazo de baión