La marea roja empaña el inicio de la campaña de mejillón en las fábricas

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Cocederos y pequeñas y medianas conserveras son las que más sufren la falta de suministro.
Cocederos y pequeñas y medianas conserveras son las que más sufren la falta de suministro. mónica irago< / span>

Aunque la situación mejora lentamente, la oferta del bivalvo es aún escasa

21 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El mejillón está en su punto. Ha alcanzado el tamaño y la calidad necesaria para que las fábricas transformadoras -sean cocederos, sean conserveras- comiencen a enlatarlo. Sin embargo, la campaña no ha podido arrancaron con la fuerza que esperaban tanto los bateeiros como quienes viven del procesado del molusco: la marea roja ha vuelto a torcer sus planes. Es cierto que hay algunos polígonos abiertos, pero no son capaces de suministrar la materia prima necesaria para saciar la demanda.

Así lo reconoce Ricardo Herbón. El presidente de Opmega no quiere ser pesimista. En la ría de Arousa hay dos polígonos en los que los datos apuntan una importante mejoría. «Son dous polígonos cun número importante de bateas, así que as empresas xa poderían empezar a abastecerse», señala el responsable de la organización de productores.

Pero mientras las buenas expectativas no se conviertan en aperturas definitivas de zonas, habrá que seguir esperando, trabajando a marchas forzadas o, directamente, manteniendo las máquinas paradas. «Este es un producto de campaña, y el inicio de la campaña se está retrasando. De momento, con los stocks que hay se puede ir tirando, pero necesitamos trabajar para poder cubrir la demanda del año», razonaba ayer Juan Vieites, secretario general de Anfaco, la asociación de conserveros, que reconoce que las mareas rojas tiene cada vez más impacto en las rías.

«Evidentemente -argumenta Vieites- hay empresas que sufren más que otras. Las grandes pueden regular su trabajo con más facilidad, pero las pequeñas y medianas, las que se centran más en las especialidades, soportan peor la situación». Y en la comarca de O Salnés, la mayor parte de las conserveras afincadas cumplen ese perfil. A ellas hay que sumar además a los cocederos de marisco, que también abundan en esta zona y que dependen, en buen grado, del mejillón.

Margen de quince días

En cualquier caso, aseguran desde la patronal conservera, aún hay margen para la esperanza. En concreto, dos semanas. «Si en un plazo de quince días la situación no mejora, la marea roja sí podría tener un impacto importante en la campaña», señala Vieites. Ricardo Herbón, por los productores, muestra su deseo de que antes de ese plazo hayan abierto nuevos polígonos de bateas. Y es que este año «as cousas parecían estar tomando un cariz bo. Está habendo demanda tanto de mexillón para fresco como para industria».

Que la demanda de las conserveras aumente es importante. La caída de la producción destinada a su procesado en fábricas es uno de los lastres que, desde hace una década, estrangula la economía de los mejilloneros gallegos. Estos atribuyen sus malos números, en buena medida, a la entrada de mejillón procedente de otras latitudes. Hablamos, sobre todo, del famoso chorito chileno, que inundó mercados tradicionales del mejillón gallego desde la retirada de los aranceles que sobre él pesaban.

El Consello Regulador do Mexillón de Galicia lleva años inmerso en una campaña de lucha contra el fraude en el etiquetado de conservas que, dicen, hacen pasar por gallego producto de otras latitudes. Semejante campaña disgusta profundamente a Juan Vieites.

El fraude en el etiquetado

El secretario general de Anfaco afirmaba ayer que «no existe en ningún momento fraude generalizado, y quien dice eso está haciendo un flaco favor al sector». Vieites asegura que «el 90 % del mejillón que llega al mercado español es producido en las rías gallegas». «Nosotros siempre hemos apostado por el mejillón de aquí, y seguimos haciéndolo. Pero una cosa es el mejillón gallego, y otra la denominación de origen». Y la DOP «no es para la conserva. No lo decimos nosotros, lo dice la Unión Europea y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia».