
Roberto Vilar fue investido cabaleiro y la escritora Nélida Piñón, dona del Capítulo
06 ago 2018 . Actualizado a las 11:48 h.Había otros cabaleiros que se estrenaban este año, pero, sin duda, el centro de atención fue el popular Roberto Vilar. Aunque al presidente de la Xunta «intento non facerlle nunca caso», afirma, en esta ocasión sí acató el mandato de Núñez Feijoo y juró defender el vino albariño «e telo como lexítimo señor do mundo cristián», con motivo del acto de investidura del Capítulo Serenísimo do Albariño. Pero Vilar sí rompió algunos moldes, como fue lucir la solemne capa de cabaleiro con zapatillas deportivas y dedicarle la distinción «á miña namorada, que leva dezaoito anos traballando neste oficio do viño». Vilar presume de programa en la tele, y no es el único. Según Núñez Feijoo, ese Land Rober que él mismo visitó es «o símbolo audiovisual de Galicia do século XXI», y, a partir de ahora, un embajador de los rías baixas, porque «o albariño non para», espetó el presentador ante la cámara.
Vilar tuvo el honor de compartir distinción y estrado con la escritora Premio Príncipe de Asturias, Nélida Piñón, quien ayer también juró lealtad al príncipe dorado de los vinos y participó en la fiesta de Cambados.
Los otros nombres propios del día fueron el presidente de la bodega Paco&Lola, Carlos Carrión; el presidente de la Cámara de Comercio de España y de Freixenet, José Luis Bonet, y el empresario brasileño, José Faro Rúa.
Tras los discursos de rigor, la comitiva puso rumbo al pazo de Torrado para participar en el xantar oficial de la Festa do Albariño, donde fue recibida por el grupo de gobierno, con la alcaldesa a la cabeza. Y este año hubo sorpresa. Por primera vez desde que ejerce como Gran Mestre del Capítulo, en sustitución de Manuel Fraga, Núñez Feijoo no asistió a la comida. Dicen en los círculos de En Marea que el presidente se marchó para evitar una foto con Luís Villares, que por primera vez acudió al xantar, pero la explicación que dio la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, es muy distinta. «O presidente tamén é humano e dixo, ‘ata aquí cheguei, tócame descansar un pouquiño’». De modo que le correspondió a ella entregar el oro del prestigioso concurso del Albariño, que este año se quedó en la subzona de O Salnés y recayó en la bodega pazo de Rubianes. El segundo premio fue para La trucha, notas frutales, y el tercero, para Abadía de san Campio, de la bodega Terras Gauda.
Los otros protagonistas fueron los abanicos, que no pararon de insuflar aire en la tórrida tarde de ayer. Con los característicos lunares de Paco&Lola se puso casi el final a una fiesta que volvió a arrastrar multitudes. Los fuegos de medianoche despidieron la 66ª. edición.