Vecinos de la calle donde ardieron dos coches en Vilanova denunciaron a los Charlines por, supuestamente, cortarles la luz, entrar en sus casas y amenazarles con un cuchillo
04 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Toda cautela es poca. «¿Quién es?», preguntan desde el otro lado de la puerta cuando La Voz llama a una de las viviendas del número 16 de la calle Hortas de Vilanova. Allí sobrevoló la tragedia el domingo de madrugada como consecuencia de un incendio que dejó calcinados dos coches que estaban aparcados en la vía pública. A falta de los informes periciales, se sospecha que el fuego fue intencionado. J. M. V., una de las inquilinas del edificio, no tiene dudas al respecto y señala a los Charlines.
No es el primer susto que pasa. En lo que va de año, les cortaron la luz en el edificio varias veces y plantaron fuego a la puerta del piso de su madre, que vive enfrente. Estos y otros hechos se recogen en media docena de denuncias que esta familia lleva presentadas ante la Guardia Civil y la Policía Local de Vilanova; el 24 de agosto denunciaron que miembros de la familia Charlín entraron en su vivienda de malos modos, cuando había dos menores en el interior; el 4 de septiembre, que Manuel Charlín les amenazó a gritos desde la calle, y el 7 abril de este año, que el patriarca llegó a amenazar a la pareja de J. M. V. con un cuchillo e intentó atropellarlo, hechos por el que el que acusado tendrá que comparecer en los juzgados de Vilagarcía.
Por un contrato
Según explica la inquilina, los problemas empezaron cuando su madre le pidió a Manuel Charlín un contrato de alquiler. Se instalaron en los pisos sin ningún documento de por medio y la mujer quería cambiar esta situación mediante un contrato legal para poder acogerse a alguna ayuda pública. Pero, según su versión, la propiedad se opuso y la máxima concesión que hizo fue ponerles a su nombre el recibo de la electricidad, recibo que, afirman, está al corriente en los pagos.
El detalle no es baladí porque, alegan, demostraría que están viviendo allí con el consentimiento de los dueños, y no como okupas, según otra denuncia que los Charlines habrían presentado en su contra.
La joven accede a atender a la prensa pero prefiere no dar su nombre completo ni salir en las fotografías porque teme represalias. «Ya estoy hablando demasiado», señala. «Tenemos miedo, ayer y hoy no pegamos ojo», relata.
J. M. comparte piso con su pareja y su hija de tres años, y todavía se estremece cuando relata lo ocurrido el domingo. Despertaron en el medio de la noche alertados por la llamaradas y las explosiones que partían del exterior y lo primero que hizo fue cruzar el umbral y presentarse en casa de su madre para ver si estaba bien. No tardaron en comprobar con estupor que el fuego de la calle provenía del coche de su padrastro, un Nissan que acababa de comprar y que quedó totalmente calcinado.
Las llamas alcanzaron a otro coche, de una vecina de la calle, y a punto estuvieron de llevarse por delante a otro vehículo estacionado a pocos metros y que su dueño pudo retirar a tiempo.
El incendio también causó destrozos en la fachada y las ventanas del edificio, en una farola del alumbrado público y en los sistemas de electricidad de varias viviendas, que ayer estaban siendo reparados.
Los afectados no se plantean dejar los pisos y buscan amparo en el Concello
Madre e hija pagan cada una 250 euros por vivir en los pisos del número 16 de Hortas, bien situados pero humildes, a mayores de las facturas de la luz y el agua. Comparten edificio con un tercer inquilino, que hace apenas dos semanas que se ha mudado a este inmueble, situado en un barrio populoso del pueblo.
Ni la joven ni su madre se plantean marcharse de allí. Dicen que no tienen adonde ir, porque el precio de los alquileres en verano en Vilanova se dispara y su economía no se lo permite, de modo que no les queda otra que aguantar el tirón. Su niña tienen aún colegio y trabajan entre Vilanova y la vecina Vilagarcía, lo cual complica todavía más la búsqueda de un alojamiento alternativo, señalan.
J. M. tuvo ayer una mañana agitada. Además de atender a los medios de comunicación, acudió al Concello para exponerle su situación al alcalde Gonzalo Durán y tuvo ocasión de hablar con los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar de los hechos a realizar una nueva inspección ocular.
Desde el domingo temprano, el tramo de la calle donde ocurrió el incendio está acordonado, lo cual no impide que los vecinos sigan transitando por la zona y que se acerquen a los coches a curiosear. No falta quien se interesa por nuestra protagonista para preguntarle cómo se encuentra ni quien aprovecha la presencia de periodistas para lanzar algún chascarrillo. «Non seriades vós os do lume?», pregunta un hombre en bicicleta.