«Durante el confinamiento, las velutinas trabajaron a sus anchas»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

El hombre de Sobradelo atacado el martes y que recibió una decena de picaduras ya fue dado de alta

13 ago 2020 . Actualizado a las 21:06 h.

Un vecino de Sobradelo pasó la noche en el hospital tras recibir, el martes, una decena de picaduras de velutina. El hombre trabajaba en una finca, con un tractor, cuando sin percatarse debió de golpear el enjambre y causar la furia de sus habitantes. En este caso, JM.R.A. ha tenido suerte, igual que otros vecinos de la comarca que han precisado atención médica tras recibir los dolorosos pinchazos de estos animales. Hay otros que no han tenido que pasar tan ingrato trance, como una mujer que la semana pasada logró escapar indemne después de tropezar con un nido en una planta de patatas que se disponía a levantar. Esa estructura es una de las muchas que este año ha retirado el servicio de la Mancomunidade do Salnés que se dedica a proteger la comarca de la velutina. «En el último mes estamos recibiendo muchísimos avisos, entre 20 y 25 por día», explica Chema Pedrouzo, que junto con Isaac Padín forma el equipo de O Salnés. Una cantidad enorme que se explica, dice, «porque durante el confinamiento la gente estuvo en casa, y la velutina trabajó a sus anchas, todo lo que quiso».

Según los datos de este equipo, los municipios desde los que se reciben más llamadas son Meis, Meaño y Vilanova, aunque actúan en todas las localidades. A Ribadumia, por ejemplo, acuden cuando los nidos que hay que retirar son particularmente inaccesibles. Andrés Otero, el responsable de Protección Civil en esta localidad, asegura que este año las cifras cantan: «A estas alturas, levamos sacados tres veces os de todo o ano pasado». Así que, mientras en 2019 su servicio retiró 58 nidos, en lo que llevamos de este aciago 2020 la cifra asciende ya a los 165. Una cantidad enorme que llega de todos los rincones de la localidad. «Hai niños en todos lados. Ata dentro dos invernadoiros». El trabajador de uno de ellos acabó hace unos días en el hospital por culpa de las picaduras recibidas. «En xeral estas estruturas non son moi grandes, a maioría teñen o tamaño dun balón de fútbol», explican desde Protección Civil.

En Vilagarcía, concello que ha firmado convenio con la Xunta para la retirada de estos nidos, el servicio municipal de Emerxencias aclara que «únicamente actuamos naqueles casos que se consideran urxentes, ben sexa porque están en vías ou edificios públicos». Aún así, están realizando «entre dúas e tres actuacións cada día». Y creen que ese ritmo se incrementará en cuanto llegue el otoño y caigan las hojas de los árboles. Será entonces cuando muchos de los nidos que ahora pasan desapercibidos queden al descubierto.

O Grove adaptó el trampeo durante la cuarentena

El Servizo de Emerxencias de O Grove lleva años tomándose muy en serio la lucha contra la velutina. Las intensas campañas de trampeo que realizan los integrantes de este equipo han permitido, año a año, ir reduciendo la cantidad de nidos que se detectan en el territorio meco. En esta ocasión, explica José Antonio Álvarez, el responsable de Emerxencias, las cifras de la lucha contra la velutina en tierras grovenses son muy similares a las del pasado ejercicio. «Levamos 27 niños retirados, os mesmos que a estas alturas do ano pasado», sentencia.

La razón de que las cifras sean parecidas a las del ejercicio anterior puede ser debida al hecho de que, en O Grove, la campaña de trampeos no se vio interrumpida por el covid-19. «Si que tivemos que modificala, pero non a paramos», explica Álvarez. Durante el confinamiento, los efectivos de Emerxencias siguieron saliendo a poner las trampas. «Pero naqueles casos nos que había que entrar nunha propiedade privada, espaciabamos as visitas, e en vez de ir cada catro días, íamos cada semana». Eso permitió realizar 4.600 capturas, unas dos mil menos que el año anterior.

Aquel esfuerzo ha dado resultado, y por el momento el volumen de llamadas por esta cuestión está dentro de la normalidad. «Estamos tendo poucos avisos», explica el responsable de Emerxencias, que explica que el plan de trabajo ha sido este año similar al del 2019. «Traballamos nas mesmas zonas, puxemos as trampas nos mesmos sitios e os niños están aparecendo tamén polas mesmas zonas».

En O Grove consideran que el trabajo realizado está dando sus frutos. Para muestra, aportan un dato determinante. «No 2018 apenas había enxames de abellas. O ano pasado recibimos 22 avisos por esta causa, e este ano estamos na mesma cifra». Y si las abejas vuelven a cobrar protagonismo, seguramente sea porque la velutina ha perdido fuelle colonizador en tierras mecas.

Extremar las precauciones en las tareas agrícolas y trabajar con la cabeza y el cuello cubiertos

Quienes trabajan en la erradicación de la plaga que es la avispa velutina tienen muchas posibilidades de recibir alguna que otra picadura de estos animales. «Son riscos do oficio», dice Andrés Otero con humor. Recalca que las velutinas «se ninguén as vai molestar, non pican». Cosa bien distinta es si perciben algún tipo de agresión: entonces se defienden y atacan al que consideran un peligro para ellas. Eso explica que buena parte de los supuestos ataques se produzcan cuando se realizan trabajos agrícolas de distinto pelaje: desde desbrozar terrenos a, como hemos visto, sachar las patatas.

¿Cómo prevenir el riesgo que entrañan estas labores cotidianas en las zonas rurales gallegas? Desde Protección Civil de Ribadumia recomiendan extremar las precauciones desde antes incluso de ponerse manos a la obra. «Por exemplo, dentro de nada vai comezar a vendima. O recomendable sería que antes de que empecen os traballos, alguén revise ben as parras para comprobar que non hai niños», señala Andrés Otero.

En cualquier caso, un examen visual no elimina el riesgo, porque las construcciones de las velutinas pueden estar bien ocultas. En una ocasión, el servicio de la Mancomunidade do Salnés tuvo que retirar medio tejado de una casa para poder deshacerse de un nido. Así que, desde este servicio, hacen otro apunte mas: trabajar con la cabeza y el cuello bien cubiertos. «Cuanto más tapados estemos, mejor».