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La sociología del repollo singulariza esta col que estudian en Galicia, Azores e Irlanda
24 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Solo en Galicia existen as repoleiras. En el resto de España, son fruteras, hortelanas o vendedoras del mercado. En O Salnés, as repoleiras constituyen un mundo aparte, son un gremio antiguo y respetado que se caracteriza por su capacidad de trabajo y su cariño hacia lo natural, hacia los productos de sus huertos. En esta comarca verde, feraz y hortícola, as repoleiras han sido desde siempre parte consustancial del paisaje social y mercantil.
El adjetivo repoleira, además, tenía unas connotaciones negativas. Era como si ser repoleira supusiera un desdoro por dedicarse a las labores de la tierra y en España, país de letrados y funcionarios, que expulsó a los moriscos y desde entonces perdió el tren del desarrollo agrícola y el prestigio de las labores del campo, y que antes había expulsado a los judíos, dejando sin amparo y sin virtudes a los artesanos… En un país así, donde trabajar con las manos era motivo de vergüenza, es lógico que tildar a alguien de repoleira o repoleiro se haya entendido casi como un insulto, un sinónimo de paleto, aunque sin llegar a montuno, que en la gradación del desprecio popular siempre ha habido clases y lo montuno está por debajo de lo repoleiro.
Tonterías, en fin, desprecios para autoafirmarse y el repollo convertido en símbolo campesino, mercantil y social exclusivamente gallego, pues no se conoce ninguna otra región donde existan repolleras ni se llamen así las señoras que llevan los productos de sus huertas caseras a los mercados de las ciudades.
En O Salnés, cuando el viernes empieza a convertirse en sábado, se produce la gran movilización de as repoleiras. Señoras mayores vestidas con mandiles, batas y faldriqueras, calzadas con gruesas botas y abrigadas con calcetines, polainas, camisetas bien pegadas a la carne y algún gorro de lana en la cabeza viniendo desde hace siglos al mercado de Vilagarcía de Arousa. Antes, viajaban en carros o a pie, cargando ellas con la mercancía; ahora, vienen en furgonetas, dispuestas, como sus madres, sus abuelas y bisabuelas, no a hacerse ricas, pero sí a ayudar a la economía familiar y, a veces, ni eso, simplemente vienen al mercado porque en su familia lo vienen haciendo desde hace decenios y no van a ser ellas quienes rompan la tradición.
Vilagarcía es una ciudad que cuenta con muy buenas fruterías, establecimientos bien montados, con su estética y su calidad, pero eso no es óbice para que, cada sábado, todos nos demos una vuelta por el mercado y nos hagamos con un manojo de acelgas, con un puñado de zanahorias, con dos lechugas, con un repollo… El repollo como emblema de la huerta, el repollo como santo y seña, referencia y marca de un gremio de profesionales de la horticultura que acaba de ver cómo el vegetal que les ha dado nombre, repoleiras, se ha convertido en motivo de investigación, intercambio estudiantil y nexo europeo de unión. Nunca el repollo había llegado tan alto y nunca as repoleiras se habían convertido en el eje de un proyecto internacional para construir Europa.
Quince alumnos de O Mosteiro han pasado una semana en Vilafranca do Campo, un pueblo de las islas Azores (Portugal), y otra semana en la ciudad de Galway (Irlanda). Ahora, según contaba Bea Costa en La Voz, ejercen de anfitriones de sus compañeros portugueses e irlandeses con quienes, además de conocer el Camino de Santiago, la catedral compostelana, remar en kayak, visitar una bodega y disfrutar de una feira gallega, realizarán la actividad fundamental de su proyecto: patearse una huerta y conocer las técnicas, las particularidades y los secretos del cultivo del repollo en O Salnés.
El motivo de este intercambio científico y educativo es descubrir nuevas variedades de repollo, entre ellas, las más resistentes al estrés y las mejor adaptadas a las condiciones de cada región. Los alumnos han de recabar datos sobre el tamaño, el diámetro, el número de hojas y el vigor de cada col. Sin embargo, hay un punto, el socioeconómico, que en nuestra comarca tiene un especial significado.
En O Salnés, se da toda una sociología del repollo convertido en elemento significativo contradictorio y paradójico que lo mismo sirve para referirse a quien se ufana en demasía y se convierte en persona repolluda, como a quien dignifica su trabajo con la humildad de la huerta y se convierte en repoleira.
El repollo en las esquelas
No creo que en Azores ni en Irlanda aparezcan el repollo y sus derivaciones en las esquelas, algo que sí sucede en Galicia, donde hace cuatro años fallecían, en Cornazo, Carmucha A Repoleira y, en Trabanca Sardiñeira, Lola A Repoleira. Es más, cuando muere algún hombre, a veces, como le sucedió al finado don Amado en Fisterra, el pasado año, la esquela lo identifica por su matrimonio con una señora del gremio y aparece como Amado da Repoleira. Se trata, en fin, de una identificación tan singular como antigua pues ya en 1712 había documentos como uno sobre la casa torre de la Maza, en O Salnés, concretamente en Nantes, donde se habla de una tal María alias Repoleira. Son, en fin, señoras con arte y desparpajo, que, en la plaza, llaman rubitos a los canosos y señores elegantes a los desaliñados, señoras capaces de convencerte de que un repollo puede ser un manjar exquisito. Son, en fin, repoleiras de O Salnés.