
Ignacio González «Nasuco» presentó su tercera novela en el salón parroquial de Vilagarcía
18 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En diciembre del año 2000, Ignacio González, Nasuco, presentaba en la Casa de Cultura de Vilagarcía su primera novela. Se titulaba El carcamal y la gacela. Era un relato de 300 páginas en las que se contaba una historia de amor entre Víctor, un conductor de autobús maduro, y Lucía, una viajera de 32 años que formaba parte de una excursión escolar como miembro de la APA de un colegio. Era un amor de los llamados prohibidos porque ambos estaban casados.
Un beso en la mejilla en un ascensor cuando la excursión llega a la zona de Levante, un paseo romántico por Barcelona y un beso más apasionado al llegar al hotel… En fin, una emocionante historia de amor que desde sus primeras páginas promete emociones. Aunque, más allá del amor, la novela nos introducía en los pormenores de unos personajes singulares que, de una manera u otra, aparecen en nuestras vidas: los conductores de autobús, que nos llevan y nos traen en viajes emocionantes, pero también tienen una vida propia que conocimos gracias a la primera novela de Ignacio González.
Lo que otorgaba un especial interés a la novela era que el escritor ejercía la misma profesión que el protagonista: Nasuco era conductor de autobús de la empresa Pereira de Vilagarcía. Solía encargarse de los servicios discrecionales de excursiones y entre los escolares, amas de casa, viajeros de la tercera edad y usuarios en general de los autocares tenía imagen de hombre serio. Pero tras esa apariencia severa, se escondía y se esconde un hombre divertido, muy ocurrente, con bastante retranca y muy creativo, que ocupaba los tiempos libres de las paradas excursionistas en satisfacer sus inclinaciones literarias.
Ignacio comenzó escribiendo poemas, sobre todo de contenido lírico amoroso, mientras esperaba a que volvieran sus viajeros al autobús. Tras esas primeras creaciones poéticas, se decidió a escribir una novela y nació su historia de amor entre el conductor maduro y la joven viajera.
Para los vilagarcianos, la empresa Pereira supuso la manera de conocer el mundo antes de que llegaran los trenes vertiginosos, los vuelos baratos y todos tuviéramos coche. En esos autobuses, subí al castro de Santa Tegra, crucé las rías para ir a Noia y llegué al aeropuerto de Lavacolla para montar en avión. Si un joven de hoy asocia el viaje con Ryanair, los vilagarcianos de ayer asociamos el viaje con Pereira.
«La Emprendedora»
La historia de la empresa se remonta hasta 1915, cuando Agustín Pereira condujo el primer autobús de viajeros en Santiago. El nombre del autocar era La Emprendedora. Tras la Guerra Civil, La Emprendedora se instaló en Vilagarcía para cubrir la línea de Cambados. La empresa creció y, en 1956, se hizo con la concesión del servicio de transporte urbano de Vilagarcía. Nació entonces Empresa Pereira S.L., que era dirigida desde la calle Santa Eulalia por el nieto del fundador, es decir, por Agustín Pereira.
En esas oficinas había tres personajes entrañables e inolvidables: el propio Agustín Pereira, que murió el 11 de noviembre de 2020, Celestino Brianes, que también murió un 11 de noviembre, pero de 2018, y entre los conductores, Ignacio González Nasuco, que ahí sigue con sus nietos y sus libros.
Otro día 11, pero de septiembre de 1994, la empresa Pereira había batido un récord al llevar ocho autobuses llenos de devotos a la romería de Os Milagres de Amil. Esas peregrinaciones religiosas en autobús ocupaban los tres primeros puestos del hit parade excursionista vilagarciano. Así, los años santos los autocares de Pereira no paraban de viajar a Santiago; los años normales, el destino estrella era San Andrés de Teixido, con 30 excursiones por temporada; y en el tercer puesto, siempre el monasterio de Oseira, incluyendo paradas en O Carballiño y Ribadavia.
Ignacio, hasta que se jubiló, era parte consustancial de ese trajín viajero y siempre, en las paradas, la literatura. Casualmente, un año antes de la publicación de El carcamal y la gacela, otro conductor de autobús inglés había publicado una novela que se había convertido en el éxito literario de 2019 en el Reino Unido. De aquel conductor británico, no hemos vuelto a saber nada, pero Ignacio ha seguido escribiendo y publicando novelas y el pasado martes presentó su última obra en el salón parroquial de Vilagarcía. Se titula Bruno la aventura italiana y, como dijo Cheli, introductora del acto, se trata de un texto hiperrealista en el que se refleja la vida misma. Además, la novela, que cuenta la historia de un joven gallego que emigra a Italia para progresar en la vida, tiene momentos muy vilagarcianos como la comparación de algunos puertos italianos con los de Carril y Vilaxoán o la boda del protagonista en la iglesia parroquial de Vilagarcía, cuyo párroco, José Torrado, acudió a la presentación.
Una anécdota que llamó mucho la atención fue saber que Nasuco escribía sus textos en la parte de atrás de las esquelas. En Pereira, cuando hacían un servicio de funeral, entregaban a los conductores un fajo de esquelas para que las repartieran entre los asistentes al entierro. Nasuco reciclaba las sobrantes y escribía en la parte de atrás sus textos literarios. Se trata de un caso único en la historia de la literatura: el conductor de autobús que escribía novelas en las esquelas.