Tras las huellas de Colón en las Rías Baixas: de la riqueza medieval al equívoco de Filgueira Valverde

Serxio González Souto
serxio gonzález CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Los historiadores y arqueólogos que participaron en las dos excavaciones en busca del ADN del almirante relatan esta tarde su experiencia en Cambados

07 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A finales del 2022, la investigación que desde hace veinte años desarrolla la Universidad de Granada para identificar el ADN de Cristóbal Colón recaló en Galicia. En colaboración con la asociación Colón Galego, un puñado de historiadores y arqueólogos excavaron la necrópolis medieval que subyace a la iglesia del Divino Salvador de Poio y abrieron el sepulcro de Xohán Mariño de Soutomaior, el fundador de la villa y el puerto de Vilaxoán, en la iglesia de Sobrán. Dos joyas románicas que, al margen de la suerte que corra el análisis de los restos que fueron extraídos con todas las garantías científicas, disfrutaron de la atención pública durante semanas, algo que siempre es de agradecer. Esta tarde, José Manuel Rey Aguiño (conservador-restaurador de bienes culturales), Gumersindo Mosteiro Díaz (conservador, historiador de Arte Antiguo y Medieval y museólogo), Mateo Fontán Couto y Antonio Castro Rozados (ambos arqueólogos) se reúnen en una mesa redonda para poner en común sus experiencias al hilo de este ambicioso proyecto. Lo hacen a las siete y media, en la terraza bajo el magnolio del pazo de Fefiñáns, por invitación de la asociación Amigos de Fefiñáns.

Uno de los expertos que intervienen en esta sesión, Sindo Mosteiro, subraya algunos de los puntos más interesantes que han salido a la luz en las prospecciones. «Algo moi pouco frecuente é que dispoñamos, no testamento de Xohán Mariño, do nome do construtor da tumba, Xoán de Toade, xunto co da capela». El enterramiento de Mariño disponía de una capilla en forma de ciborio, muy común en aquella época en O Salnés, el entorno de Pontevedra y O Ribeiro, zonas especialmente ricas cuyos recursos permitían a los señores con poder afrontar obras piadosas.

Al margen de los restos del fundador de Vilaxoán, removidos por una ampliación lamentable que se ejecutó en los años 50, en el interior de la tumba apareció material del todo inusual en Galicia: «Hai restos textis, unhas febras que parecen proceder dun brocado en seda de cor verde, enriba dun lenzo que seguramente sexa de cáñamo, e algunhas pezas metálicas, ligadas ou ben ao vestido ou ben á propia caixa».

La iglesia de Santa María de Caldas existía otra de esas capillas ciborio, asociada a la tumba de Varela de Dubra, un noble miembro de la familia de los Mariño de Goiáns, con solar en Boiro. Uno de los grandes nombres de la investigación en Galicia durante el siglo XX, Xosé Filgueira Valverde, dio importancia a las pocas piezas que se conservan de ella, concretamente un baldaquino en el que se distinguen dos embarcaciones, al identificarlas con las dos carabelas que regresaron a Europa de aquel primer viaje del Descubrimiento. Sindo Mosteiro demostró que, en realidad, nada tienen que ver ni con el Almirante ni con América, sino con los barcos que poseían los señores de Goiáns, con intereses en los negocios marítimos. Tampoco se representaron en ellas ni sirenas ni caballeros con papagayos, sino los santos protectores de la navegación. Tanto es así que Colón Galego ha solicitado la retirada de la tesis de Filgueira de la Casa Museo de Poio.

En cuanto a Sobrán, el historiador arousano tiene claro que «a súa igrexa non necesita de Colón. É un lugar moi pouco frecuente, unha igrexa románica practicamente íntegra, malia as obras que fixeron nela», cuyo contexto, un pazo del siglo XVI erigido sobre una construcción muy anterior, engrandece su valor.