Los coches se adueñan de la calle y aparcar se convierte en una odisea

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

ADRIÁN BAÚLDE

Los concellos refuerzan el control del tráfico con auxiliares de policía, cámaras y aparcamientos disuasorios

25 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Enfilando el final de julio y en pleno puente del Apóstol, el turismo se hace notar en las carreteras arousanas. Como siempre, son los accesos a las playas en horas punta los que registran los mayores problemas de tráfico, pero los centros urbanos no son ajenos a ellos, ni mucho menos. Entrar un miércoles o un sábado al mediodía en Cambados obliga a armarse de paciencia, y la situación se complica todavía más al intentar cruzar el pueblo y buscar aparcamiento. Nada nuevo ni nada que no se repita en Vilagarcía o en O Grove en los días de mercado.

No obstante, lo peor se espera a partir de ahora, en agosto, por ser el mes vacacional por excelencia y coincidir las principales citas festivas del verano. Procesiones, verbenas y demás eventos obligan a cortar calles y desviar el tráfico, con las consiguientes molestias y atascos.

Los concellos afrontan esta situación reforzando las plantillas de las policías locales con auxiliares a razón de ocho en Vilagarcía, seis en O Grove, cuatro en A Illa, otros cuatro en Cambados y uno en Meaño. Solo Vilanova prescinde de ellos y, en su defecto, apuesta por las cámaras de videovigilancia. En estos momentos dispone de una decena de dispositivos colocados en los accesos al municipio y alguna, también, en el centro urbano, y los planes del gobierno local pasan por duplicar este número en el plazo de cuatro años convirtiendo a Vilanova en el único concello de la comarca en implantar este sistema de control del tráfico. Cambados podría convertirse en el siguiente, según las previsiones del alcalde, Samuel Lago. Entre tanto, ya instalará media docena de cámaras la semana próxima coincidiendo con la Festa do Albariño, de forma temporal.

La presencia de policía en la calle es importante a efectos de regular el tráfico y atender la siniestralidad derivada de un aumento del parque móvil, pero no soluciona todos los problemas. Otro inconveniente importante para los conductores, y más en verano, es encontrar aparcamiento.

Los concellos apuestan cada vez más por modelos de movilidad urbana en los que se priman las peatonalizaciones. Claros ejemplos de ello son las últimas obras que se han acometido en Vilagarcía, en O Grove y en A Illa, pero estas no siempre van acompañadas de alternativas para los coches.

Vilagarcía trata de paliar el problema con la apertura más aparcamientos disuasorios. Recientemente se ha ampliado y acondicionado el de la Finca do Ouro, con 450 plazas, al que hay que sumar, entre otros, los de Marxión, Os Duráns, San José, As Pistas, A Escardia, A Torre, Carril y, por supuesto Fexdega, en cuya explanada caben 480 coches.

En Cambados también cuentan con aparcamientos disuasorios en la avenida do Salnés y en Rúa Nova, pero ante citas como el Albariño resultan claramente insuficientes, lo que lleva al Concello, previo acuerdo con los propietarios, a habilitar zonas de aparcamiento en los principales accesos del pueblo: avenidas de Vilariño, Vilagarcía y Castrelo.

En A Illa, a raíz de la urbanización de la rúa Castelao, también habilitaron un aparcamiento público y gratuito en la misma calle y anuncian gestiones para abrir otro párking en el centro del pueblo. O Grove es el que presenta más carencias en este ámbito. El alcalde reconoce que hay dificultades para encontrar suelo disponible en el centro urbano y, mientras tanto, O Corgo y la explanada situada detrás de la lonja son la mejor opción a la hora de encontrar hueco para dejar el coche.

MONICA IRAGO

Dos puntos negros en los semáforos de A Pantrigueira y A Revolta

Un buen termómetro de la densidad de tráfico que registra la comarca es la carretera PO-307 que da acceso al puente de A Illa y al puente de O Terrón (Vilanova). La semana pasada la circulación todavía era bastante fluido, pero este puente del Apóstol ya se produjeron retenciones a la altura del controvertido semáforo de A Pantrigueira. De hecho, ayer al mediodía había que hacer cola para cruzar este tramo de la PO-307, y eso que no hacía día de playa.

Este se ha convertido en un punto negro de la red vial porque la regulación semafórica y las rotondas no dan abasto para aliviar las colas de coches que se forman en horas punta. Más de una vez hubo que eliminar las señales roja y verde y poner el dispositivo en ámbar con el fin de evitar la formación de caravanas, algo que este verano todavía no se llegó a hacer.

Otro semáforo que también da problemas es el de A Revolta, en Noalla. El Concello de O Grove lleva años pidiendo que se elimine y se construya una pasarela sobre la carretera para facilitar el paso de los peatones a A Lanzada sin que ello provoque retenciones de tráfico. Pero ni esta medida ni la prolongación de la Autovía do Salnés hasta A Lanzada acaban de llegar.