De vuelta a los orígenes, Freddie Fran mediante

Antonio Garrido Viñas
Antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

El pregón de Fran García, en su papel de Freddie Mercury, invitó a todos a beber (agua)

17 ago 2023 . Actualizado a las 05:05 h.

Hay una fórmula mágica para que la Festa da Auga triunfe en Vilagarcía. Es una fórmula para que esos padres, y madres, treintañeros o cuarentones, puedan disfrutar del evento sin muchas preocupaciones. Malo será que aquellos que mojen o que sean mojados, lo hagan con maldad. Malo será que lo hagan pensando en rencillas posteriores. La fiesta de este año fue un buen ejemplo. Había cubos desde los balcones, pero también muchas pistolas y escopetas acuáticas. Se trataba de volver a los orígenes, según se venía anunciando desde hace más de un año, cuando la sequía era una amenaza. Y así fue. La gente se refugió bajo los balcones para refrescarse —y ayer hacía falta— y, a falta de los Bomberos, en huelga, o del servicio de Emergencias o Protección Civil, se trataba de buscar agua, de alentar al personal de los pisos para que, a través de sus ventanas, se lanzaran a compartir el líquido elemento con los ansiosos personajes que la reclamaban.

Todo sucedió después de que Fran García se subiera a la grúa para leer el pregón. Breve e intenso fue. Tras una corta intervención, Fran, con su uniforme frediriano (chaqueta amarilla, vaquero blanco y camiseta de asas) hizo un remake de la mítica introducción de Queen en Wembley. Y con el mismo éxito, conviene decir.

Luego llegó el desparrame. No en esta ocasión con Heredeiros da Crus como primera opción sino con algo más caribeño. No fue fácil desplazarse de primera línea de pregón hacia la zona de vinos. A los míticos bombos de Os Gloriosos, con Carlos Guerrero al frente de las operaciones, les costó cerca de tres horas, porque hay que atender, y de la mejor manera, al personal.

Entre tanto, la peña ya estaba desparramada. Andaban los supervivientes de la larga noche anterior, conviviendo con la fresca juventud de los cuarentones. Sin mayores incidentes transcurrió la jornada. Más allá de que la acumulación de gente hizo que Freddie Fran no llegara a La Duendeneta —una de sus paradas ineludibles en la rúa Méndez Núñez— hasta pasadas las tres y media del mediodía. En ese momento, el lugar efervescía. Había quien seguía tirando agua desde algún balcón, había quien miraba el reloj y luego estaban la inmensa mayoría, que disfrutaban de la oferta musical de La Duendeneta. ¿Qué sonaba? De todo.

Pasaban de las cinco de la tarde cuando el pregonero, conviene recordar que fue Fran García porque los sapos se indigestan a veces cuando se tragan, se volvió a subir a una barra en Méndez Núñez para poner a todo el mundo a bailar y a cantar. Richar, desde la barra de La Malquerida, refrescaba al personal con una pistola que podía haber sido Smitth&Wenson del especial si Pedro Navaja se hubiera pasado por allí. Para ser una fiesta del agua no estuvo mal. Tuvo de todo a raudales, menos agua, pero tampoco hay que ponerse quisquillosos.

A la hora a la que la música paró y las hordas se plegaron, muy poco después en realidad, llegó el turno de la vertiente religiosa. También con una afluencias más que notable de personas y que disfrutaron, seguro que sí, de la misma forma de quienes la antecedieron unas horas antes. Las fiestas de Vilagarcía continúan, pero ya hay un pero menos: Freddie fue pregonero